jueves, 18 de junio de 2009

Europeas 2009. El fracaso de C’s.

A estas alturas he recibido ya los análisis del innegable fracaso de Ciudadanos en las elecciones europeas del pasado domingo 7 de junio. (Ni siquiera 7000 votos en Cataluña.) Análisis que nos han llegado a los afiliados desde los responsables del partido: en concreto una carta de nuestro candidato número dos (J.M. Villegas), en la que asume sus responsabilidades (con la lógica pero desacostumbrada dimisión, acto que se agradece en sí, por lo que significa de higiene democrática), otra de nuestro presidente (A. Rivera), sin más consecuencias que las protocolarias y una última, de objetivo no muy claro, como no sea saludar, del candidato número uno (M. Durán, de Libertas), en plan de gracias y adiós. En todas ellas se dicen cosas ciertas, casi todas sabidas antes de entrar en liza (en resumen el boicot mediático), por lo que no son excusa ya que deberían haberse considerado, y una sorpresa (hasta cierto punto), como son las consecuencias del abandono de C’s de dos de sus tres diputados que efectivamente, han hecho mucho daño a la imagen del partido pero que podrían haberse solucionado si algo se les hubiera consultado antes de crear el problema de Libertas. Aunque ignoro si en realidad se hizo.

Decir cosas verdaderas no es suficiente si no se dicen todas. Los análisis aportados, a parte de muy elementales, me parecen superficiales, y no abordan los principales errores de una táctica de avestruz que ha venido haciendo mucho daño a C’s hasta reducirlo a lo que ahora es: ¡un reducto!

Los problemas que se deberían abordar en este momento de crisis son los de encontrar las causas últimas por las que somos silenciados mediáticamente (sólo rompimos el cerco con el cartel de Rivera en las primeras elecciones) o por los que se ha llegado a la situación de que dos de los tres diputados hayan decidido abandonar el partido.

La respuesta a la primera pregunta es evidente: no hemos roto el cerco de la prensa del sistema porque no hemos generado noticias que les fuercen a quebrar su silencio por su intrínseco interés social. El discurso de la lengua, el único tabú que C’s ha roto, ya ha demostrado su debilidad desde hace muchos años. Y nuestro trabajo (y el de tantos sacrificados compañeros que han luchado desde hace años en diversas organizaciones), se ha ido por la alcantarilla, porque al mostrarles nuestra debilidad, hemos enconado sus esfuerzos, como demuestra que cada vez se escondan menos y nos atornillan más (ahora con la LEC, por ejemplo). Cuando no nos conocían nos temían más.

La segunda vertiente en la que C’s iba a imprimir su sello era la de la regeneración política. Ésta en concreto era la que a mí me motivó a entrar en el partido, porque en realidad, si se regeneraba la política de manera que ésta fuera más representativa del pensamiento social, se solucionaría entre otros problemas, tan importantes o más, también el de la lengua.

Que la clase política dominante no es representativa del sentir social ya nadie lo discute. Aquí en Cataluña, el nacionalismo ha quedado con las posaderas al aire cuando proclamaba que el 90% del Parlament clamaba por un nuevo Estatuto que luego ha refrendado un escueto 36.5% del electorado con una abstención de más del 50.59%. Como todos sospechábamos, el nacionalismo, con su dinero y su prensa, tiene secuestrada la conciencia social (o hastiada). Eso ha hecho patente su debilidad y le ha bajado mucho los humos y las pretensiones. De hecho está en crisis, lo sepa o no. Ellos, tan calentitos en sus cómodas poltronas, se han olvidado de que la gente tiene problemas mucho más graves y reales. Mucho más prosaicos y materiales que la construcción de una patria. Posiblemente un hecho que también han olvidado nuestros dignos intelectuales, de igualmente cómoda vida, que no aciertan a entender por qué tanto ciudadano –la mayoría de la masa social- al que le vienen pisando sus derechos lingüísticos, no salta como un gato bajo el impulso de su dignidad vejada. Y es que para muchos la dignidad puede ser un lujo.

Sea cual sea la situación, lo cierto es que C’s no ha aportado nada a la regeneración política. Más bien ha sido ejemplo de lo contrario. Y sencillamente no hemos merecido un titular, salvo los de rechifla, que amablemente nos prestaba la prensa nacionalista a la menor ocasión, que por otra parte no escatimábamos. Y sí que es cierto que a los partidos del stablishment los sacan hasta cuando comen caracoles, pero es que eso ya lo sabíamos. Sabíamos que la política que íbamos a regenerar funciona así, y eso era lo que teníamos que combatir entre otras cosas. Pero no nos extrañemos. Lo mismo han hecho con los medios del partido los que los tienen a su disposición. Hemos sido más de lo mismo pero sin medios económicos. Así que los que han creído que vender un partido es una operación de marketing, como vender coca cola, deberían seguir el ejemplo de Villegas y dimitir sin más dilación. Ya dije hace mucho tiempo que para vender, o se pone en el mercado (siempre dominado por los antecesores) un producto nuevo que resuelve una necesidad real, y que se venderá solo hundiendo todo lo viejo que se le oponga, o se vende un producto viejo con nuevo envase y una carísima campaña publicitaria. Ya dije entonces que la única posibilidad de C’s era apostar por la primera opción. No hemos sabido y es nuestra culpa, no de la prensa. ¿Hay responsables?

La segunda excusa es la pésima imagen que el abandono de dos diputados ha causado al partido. De hecho es verdad que esa acción ha acabado de hacer jirones un traje ya muy sucio y ajado. Pero echarle la culpa a los dos diputados en cuestión, es a fuer de simplista, falso. La culpa real viene de un estilo tan viejo como es la lucha por el poder. O sea como el hombre. Y para mí, forma parte de lo que C’s habría tenido que regenerar y no lo ha hecho. Y de nuevo los que han dirigido este partido son culpables, ya que a las bases nada nos han consultado ni dejado decidir.

El problema viene desde el principio. Cuando los tres diputados están en el Comité Ejecutivo (CE) y tienen sus primeras disputas (curiosamente tres diputados: tres posiciones). Quizás a las bases nos hubiera gustado conocerlas y determinarnos. Ello hubiera resuelto el problema a la vez que mantenido a salvo sus dignidades o sus vanidades. Ellos sabrán. ¡Pero no! Disputaron a nuestras espaldas hasta la ruptura traumática del 2º Congreso. Simplificando, tuvimos que escoger entre tres personas (las necesitamos a todas), en lugar de entre tres posiciones. Podría citar otros ejemplos en los que la divergencias entre nuestros “representantes” merecían ser resueltas con una consulta a las bases en la web, pero me limitaré a los que son clave.

Un momento clave es cuando llega el primer encuentro entre Rosa Díez y la ejecutiva, antes del nacimiento de la UPyD. No hay acuerdo. De nuevo, quizás las bases hubieran querido saber qué lo hizo imposible, pero no es difícil pensar que el personalismo destruyó la oportunidad. Era un clamor que teníamos que ser un solo partido para no dividir nuestras débiles fuerzas. A ese objetivo se habría de haber rendido cualquier interés personal, pero para eso hace falta grandeza de alma y no se tuvo. Las bases hubiéramos puesto, de inmediato, en otro lugar, a todos los mediadores que no lograran un acuerdo que las satisficiera, pero tampoco se nos dio la oportunidad. A estas alturas todos conocemos las consecuencias.

El batacazo de las elecciones nacionales tampoco dio que pensar a nadie de los que pueden decidir algo. Parte de las bases, sin embargo, se mueven inquietas. Sienten que esto no va bien y quieren cambios. Solicitan un Congreso Extraordinario (CEx). De nuevo se podía haber abierto un período de iniciativas, ideas o proyectos antes de convocarlo; no vaya a ser que todo sea ruido sin nueces. Personalmente lo pedí insistentemente, ¡pero no! Ni la menor opción a conocer la voluntad popular ni sus propuestas. Y se inicia una lucha intestina que desangró al partido de militantes e ilusiones. Mezquinamente se intenta bloquear la iniciativa con todos los recursos estatutarios utilizables, como crear un reglamento “ad hoc”, para lo ocasión (se me cae la cara de vergüenza ajena), con el único objeto de obstaculizar una iniciativa que sólo podría aportar nuevas ideas o dejar al descubierto a los que sólo son capaces de aporrear tambores. Pero no hay manera. ¡No se quiere consultar a las bases! ¡Adivinen ustedes por qué!

Pero es que la enfermedad de querer controlar (debe ser la erótica del poder) no sólo afecta a los órganos directivos del partido. Cuando los promotores del CEx deciden hacer una asamblea de todos los interesados, personalmente propongo que se lleve un orden del día que pregunte a los asistentes (unas cien personas) qué tipo de CEx quieren (nadie sabía qué se estaba vendiendo en realidad) y cuáles serían las condiciones de negociación con la ejecutiva para llevarlo a buen fin. Mi primera, y tardía, reunión con el grupo promotor fue el jueves anterior al sábado 28-06-2008 en que estaba convocada la asamblea. En ella observo que no hay plan del día. Eso hace saltar la alarma en esa misma reunión, donde se pergeñan tres o cuatro puntos. Alarmado de que la asamblea prevista no se convierta en un galimatías (como así fue), preparo a toda prisa un plan de 11 puntos con varios subapartados en los que trataba de especificar todas las posibilidades (siempre con el último punto de otras, por si alguien ve más), de modo que de una manera rápida y progresiva saliera de allí un CEx definido por la voluntad de los que allí estuvieran. Un CEx de las bases, como gustaba decir a nuestros dos diputados promotores. Presenté el documento el mismo viernes, y mi sorpresa fue mayúscula cuando recibió el inmediato rechazo de todas las partes consultadas sin excepción. Prefiero no sacar conclusiones. Pero para mí fue un duro golpe comprobar que a todos nos aqueja el mismo mal, que luego explicitaré. Los hechos son que no se llevó plan alguno a la asamblea y salió lo que salió. EL CEx murió allí. Muchos se fueron de la misma reunión al ver su derrotero.

Todo podía haberse solucionado con una simple pregunta en la web: ¿Quieren ustedes un CEX? Si/No. ¿Ven qué fácil? Y desde entonces silencio hosco y goteo de bajas entre los afiliados, hasta que llegan las europeas. (Paso por encima los esfuerzos y la oportunidad que se desaprovecharon en Galicia). El CE nos sale con la bomba Libertas. Nuestros diputados pillados por sorpresa. (¿De verdad que no os enterasteis de un movimiento así?) La desafección de muchísima gente y el fracaso más absoluto. Ahora, ni los más optimistas cálculos de la ejecutiva se atreverán a esperar un sillón parlamentario en las próximas autonómicas. ¡A la calle todos! Y todo podría haberse solucionado con otra sencilla pregunta en la web. Por supuesto, siempre con los adecuados períodos de reflexión: ¿Quieren ustedes concurrir con la UPyD)? ¿… con Libertas? ¿… con todos los que se propongan?

Y no habría habido ningún problema grave. Las bases sabrían que se está ejecutando su voluntad, y que sus representantes efectivamente lo son y sirven a sus intereses que se esfuerzan en conocer.

Esta obstinación en no conocer la voluntad de la gente es intrínsecamente perversa, y es el verdadero cáncer del sistema político actual. Ahora no hay excusa moral posible. La tecnología, como ya he dicho muchas veces, permitiría conocer la voluntad ciudadana en tiempo real. Y no sirve la excusa de que la gente es irresponsable. Eso también es solucionable. Presupongo que sólo intervendrá en cuestiones fundamentales, como las que acabo de citar, y que dejará el grueso de las decisiones (las aburridas, las que no tienen erótica) a los políticos, que para eso cobran y por las que deberían ser responsables. Pero en todo caso la sociedad decidirá lo que toma o deja.

Habilitar esa posibilidad es lo que C’s habría podido vender para regenerar el sistema político. Pero para ser creíble debería haber comenzado por practicar lo que vende en su propio seno. Y C’s no ha sido ejemplo de ninguna regeneración. Y por eso no salimos en la prensa y nos votan cuatro gatos. (En caída libre, como indica nuestra trayectoria.)

Debemos tomar conciencia de que el problema es EL SISTEMA. Y hay que cambiar EL SISTEMA.

Con este sistema, si hay suerte, puede llegar al poder una persona muy capaz (sabemos lo poco que abundan), pero es mucho más probable lo contrario. Y aún en el primer caso es casi inevitable que no le rodeen algunos incompetentes, aduladores o peores cosas. En cualquier caso, un sistema que pone un juguete en manos de un “representante” que se niega a consultarte cuando le es sumamente fácil hacerlo y que puede disponer de él durante cuatro años, sin mayor responsabilidad, aunque te lo devuelva roto, es un SISTEMA MANIFIESTAMENTE MEJORABLE. Y lo que para unos es un juguete, para muchos es un mundo de ilusiones, de esperanzas y de luchas.

La Verdad sólo es peligrosa para la mentira.

Juan José Ibáñez Acedo

C’s de Sant Cugat