viernes, 30 de mayo de 2008

OTRO SISTEMA ES POSIBLE (I)


El sistema político de las democracias avanzadas, basado en unas elecciones cada cierto tiempo, tiene su talón de Aquiles en la imposible representatividad de los cargos electos. Un representante debe tener, por definición, hilo directo con el representado. De no ser así no puede haber representación sino suplantación más o menos afortunada. Conviene llamar a las cosas por su nombre si queremos cambiar algo. Aunque se hable de democracias de representación, en realidad estamos en democracias de elección de gobernantes. Así, tras cada elección, todos los ciudadanos van al paro cívico durante varios años, hasta la próxima convocatoria. Todo lo que no sea abordar esta deficiencia fundamental es poner paños calientes al Sistema. Y viceversa: solucionar eficientemente la representatividad implicaría un cambio radical en la manera de hacer política y la desaparición de muchos problemas que son debidos al Sistema y no a la Sociedad misma. Así que más que un nuevo recetario para dirigir, guiar o gobernar a la ciudadanía lo que pretendo es proporcionar a la Sociedad un sistema de representación real que merezca tal nombre. Después los ciudadanos dirán lo que quieren ser y hacer con los recursos que estén dispuestos a aportar. El trabajo de los políticos profesionales será escuchar, orientar y realizar la voluntad ciudadana. ¿Qué otra voluntad deberían realizar si no? ¿Lo han pensado?

Antes de que empiecen a poner inconvenientes –alcanzar la Luna tampoco fue fácil- les invito a imaginar una Sociedad en que la representación real fuera posible, y a pensar seriamente en si ese objetivo es justo, si ustedes lo desean y si les merece la pena luchar por él: conseguir que los políticos trabajen realmente para realizar el sentir de la Sociedad. Un Sistema así exigiría miles de atenciones y respuestas en tiempo real y una sabia mezcla de los intereses individuales y colectivos. ¿Les parece eso una utopía? Pues es lo que existe en la sociedad real: miles de servicios individuales y colectivos en tiempo real. Y miles de servidores por supuesto. Tantos más cuanto más útiles sean. La sociedad moderna real es un producto estructurado en red, y terriblemente complejo, que suma una infinidad de inteligencia que nadie ha coordinado ni financiado desde un único centro de poder y que nadie, ni tan siquiera los grupos más poderosos, pueden comprender en su totalidad. ¡Y que funciona! Ha surgido desde la iniciativa de los propios ciudadanos y la política ha de surgir desde la iniciativa de los propios ciudadanos. No por obligación, sino por interés legítimo. Y sin que esto limite a los políticos su capacidad de proponer y actuar, especialmente donde nadie lo hace. En una Sociedad así los políticos serían muchos más, y tendrían tanto trabajo real y reconocido que dejarían de vivir para crear noticia y salir en los medios de comunicación como tampoco viven para eso ni médicos, ni panaderos ni profesionales en general, salvo los del espectáculo.

Sea lo que sea lo que ustedes piensen inicialmente ante el objetivo que les propongo, quiero atraer su atención sobre el nulo interés que ha tenido siempre el Poder para aumentar su representatividad por cualquier medio. Desde que se realizaron las primeras elecciones en las democracias avanzadas todo sigue igual en este aspecto. Compárese, por ejemplo, este aspecto con la evolución del tiempo de recuento de votos desde entonces o la capacidad de control del Poder sobre el ciudadano, sin que al revés haya habido correspondencia equilibrante. El Poder nunca ha sido tan poderoso, y eso es debido a una herramienta llamada informática. El Poder la aplica implacablemente –por nuestra seguridad dice- en aumentar sus resortes de conocimiento y control sobre el individuo. En una sociedad de representación perfecta, ése poder estaría depositado sobre la masa social, nunca sobre personas o grupos. Los políticos serían ejecutores de la voluntad social y ejercerían el poder de modo prestado y controlado en tiempo real. Ése es otro objetivo que persigo, porque en el fondo de todo subyace la cuestión fundamental: -¿Quién controla el poder? Porque el Poder político, gracias a la informática y a la tecnología, lleva camino de hacerse omnisciente y omnipresente, y la libertad y la intimidad de los individuos peligran cada día más: desde el policía que desde el asiento de su coche teclea tu matrícula en un ordenador y conoce todo tu expediente en un instante, hasta los que pueden entrar en tu ordenador, en tus conversaciones y en tu vida para conocerlo todo sobre ti en muy poco tiempo. Ése poder existe y se desarrolla exponencialmente, y casi no tiene reflejo en la ley, salvo de modo difuso y genérico porque la gente no lo percibe. Está fuera de los sentidos y hábitos naturales.

Antes de la era informática, la masa de la gente (la misma masa que se utiliza como excusa para vender que es imposible su representación directa en tiempo real) la protegía del Poder para bien o para mal, pero desde que existe esta tecnología, el Poder la aplica implacablemente a cerrar esa limitación, construyendo ávidamente el ojo del Gran Hermano. ¿Por qué Hacienda está tan informatizada y no Justicia, por ejemplo? Inventada la espada fue preciso inventar el escudo. Creada un arma ya nunca desaparecerá, por lo que es preciso crear la contramedida. Si la informática permite al Poder (no importa que sea legítimo) controlar a las masas, con mucha mayor facilidad permitirá a la masas controlar al Poder. ¿Dónde está entonces la utopía? Por supuesto que esto es algo que el Poder detesta por instinto. El Poder siempre tiene miedo, y por eso nunca tiene bastante. Sin embargo, esta posibilidad hará mejores a los políticos. No hay más que comparar un político de una democracia con uno de una dictadura: ¿cuál tiene más poder? ¿Cuál más dignidad?

Por supuesto que el camino no es fácil ni corto, pero alguna vez hay que empezar a recorrerlo. Todo lo que transfiera poder desde los políticos hacia los ciudadanos camina en esa dirección. La iniciativa 5x1 o voto económico iba en ese esa dirección. Sólo hay que pensar si el objetivo merece la pena. Porque si es así, todas las dificultades pueden ser vencidas. C’s tiene ante sí un territorio inexplorado que ningún partido establecido le disputará (están demasiado anquilosados en sus prebendas para cambiar). La cuestión es si nosotros también lo estamos o tenemos la audacia de explorarlo. Sólo en lo nuevo encontraremos la suficiente fuerza para cambiar todas esas cosas viejas que decimos querer cambiar. Me refiero a todo lo que en nuestro momento de mayor esplendor nos dio casi noventa mil votos de los que quedan ya tan pocos.

Para ahorrarles trabajo yo mismo me he hecho una lista de dificultades. No es que quiera decirlas todas ni solucionarlas todas en este momento. Ésa, en realidad, es la tarea del Partido. Yo tengo mis propias soluciones como cualquiera, y las iré aportando, pero no sería ni eficaz ni justo cargar a uno solo el trabajo de todos. En realidad sólo hay que avanzar para que cada horizonte alcanzado descubra el siguiente. Un gran problema se soluciona descomponiéndolo en muchos pequeños problemas, que primero se han de identificar. Es como hacer un edificio: ladrillo a ladrillo. Basta con colocar el primero y seguir. Si queremos podemos.

Mi lista de dificultades, por el momento, es la siguiente. La comentaré en próximos días, y admito sugerencias:

-Problemas de tipo técnico. Los que menos me preocupan. La solución no es ni cara ni compleja. Tampoco supondrá la renuncia a ninguno de los medios de comunicación actual.

-Problemas de tipo funcional: No hablo de foros, ni asambleas en línea, ni de perpetuos referendos. Hablo de un sistema dual y bidireccional en tiempo real: individuo ßà [motor] ßà resto sociedad. Un diálogo de dos. El próximo día pondré un ejemplo de lo que pretendo.

-Déficit de acceso y formación de muchos ciudadanos en las nuevas tecnologías.

-Prejuicios instaurados: La Sociedad no puede guiarse a sí misma. (No hay más que ver la telebasura.) No está madura. Se deja llevar por sus instintos, etc.

-Tratamiento de la demagogia y el populismo.

-Defensa de las minorías frente a las mayorías.

-Resistencia del Poder instaurado. (Político, mediático y económico.)

-Imposibilidad de que los políticos realicen su trabajo si les están cambiando las directrices y objetivos a cada momento.

-Manejo del poder: Distribución del poder en red. Tejido y reglas comunes e iguales para cada ámbito y nivel del poder. Creación y disolución de órganos de poder. Competencia leal de los órganos de poder dentro de un marco normativo. Separación de poderes manteniendo la coordinación. (Mucho más allá de Montesquieu.)

En cada una de estas categorías, y de las que puedan aparecer, se presentarán infinidad de problemas, cada vez más pequeños y sencillos, hasta que al final, todo se reduzca a colocar correctamente un ladrillo. Poco a poco el nuevo edificio estará levantado. ¿Lo intentamos?

Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!

miércoles, 28 de mayo de 2008

DE TODA LA VIDA


En relación con mi artículo anterior “Razón e Ideología” Irene García me envía un texto, titulado como se indica debajo, que merece ser publicado y en entorno más amplio. Podría tomarse como una crítica negativa a una determinada actitud, pero también como una llamada a atreverse a mirar hacia delante, a avanzar y arriesgarse. Yo lo aprecio en este último sentido, e invito a que los lectores lo hagan así, de modo que con el permiso de Irene, le cedo la palabra (y gracias por el trabajo):

DE TODA LA VIDA

De todos los latiguillos, expresiones y frases hechas, hay una que cuando la escucho, me resulta descorazonadora: “de toda la vida”. Soy tal o cual cosa de toda la vida, de este o aquel club de toda la vida. Como si al ser de toda la vida, la persona que lo afirma se arrogase un pedigrí, una solidez o una credibilidad en apariencia irrefutable. Pero, ¡ay!, cómo duele cuando ese pedigrí o solidez o credibilidad tiene que enfrentarse a la prueba del algodón. Cuando se le pide a este individuo que afronte situaciones nuevas, o que contemple nuevas posibilidades. Sube la barrera y se encastilla en su pertenencia a lo que sea de toda la vida, al grito de no pasarán. Ser de toda la vida se ha convertido en un sustitutivo del amén (¡de toda la vida!).

La Historia no tiene compasión con nada que sea de toda la vida, porque nada ni nadie mejor que la Historia sabe que de toda la vida no hay nada. La Historia es fluir, y si fluye no se para y si no se para, nunca, jamás, podrá ser de toda la vida. La Historia ha arrollado sin compasión a todos aquellos que se han atrevido a santificarse a si mismos estampándose el sello “de toda la vida”.

La Historia ha barrido religiones, patrias, lenguas, y pronto barrerá ideologías de toda la vida. La Historia nunca se detiene a mirar atrás. Arrolla y punto. Si una patria no sirve, se desmorona, y surgen otras, si una lengua no sirve, muere, y surgen otras, si una religión ya no nos explica el mundo, tampoco nos sirve y desaparece. ¿Por qué iban a ser diferentes las ideologías? Son al fin y al cabo un producto del intelecto humano, como las patrias, las lenguas o las religiones. Tan lejano todo ello del orden que rige, por ejemplo, en la naturaleza, tan amoral ella. ¡Y tan verdadera! Según y cómo, sólo la naturaleza estaría en posición de poder afirmar que es de toda la vida, ¡y con reservas!, que se las dejo a los astrónomos, geólogos y demás científicos.

Ser de toda la vida es jubilarse de forma anticipada. Es inmovilismo. Es desidia, por ceguera o necedad (que no sé qué es peor). Tibieza y falta de curiosidad. Ser de toda la vida es estar muerto. El futuro es de los valientes y no hay valentía en ser de toda la vida, porque son los valientes quienes se atreven a seguir trabajando y luchando; moviéndose, ansiosos de ir más allá, curiosos. Dispuestos a encontrarse con que, ¡oh!, sorpresa, ¡cul de sac!, y dar media vuelta y volver empezar, explorando otras vías. Y quienes viven así (los valientes), no serán nunca de toda la vida.

Pero ser valiente u osado tiene un alto precio. Empezando por ser diferente. Luego viene la resistencia del entorno a que le cambien los esquemas en los que ya ha aprendido a sobrevivir. Siguen los recelos de quienes rechazan lo que no han inventado ellos, no vayan a descabalgarlos del pedestal en el que se han colocado, y donde se puede leer al pie: “De toda la vida”. Y la arrogancia cobarde de esos mismos, tan conocedores y eruditos de lo de toda la vida, cosa que los valientes, obviamente, no pueden entender. Pero resulta que por alguna ley que desconozco, al final son los valientes quienes se hacen con el futuro y los tibios no van a ninguna aparte. A los valientes, la Historia les perdona la vida y les permite seguir, porque no van a obstaculizarla en su fluir.

Ciudadanos – Partido de la Ciudadanía surgió de un movimiento de gente valiente. No nos corresponde reinventar la sopa de ajo, sino dar un paso más allá en el pensamiento político y hablarle a la sociedad de esa nueva forma de hacer política de la que tanto se nos ha llenado la boca: -Ciudadanismo. Sin refritos ideológicos donde se esconda nada de lo de toda la vida. Si no somos capaces de innovar, la Historia nos barrerá antes que a nuestros adversarios políticos y tendremos que seguir soportando la cobardía, la tibieza, el más de lo mismo, la desidia y la pedantería de los de toda la vida.

Irene García

C’s de Sant Cugat

Endavant Ciutadans!

P.D. Siempre agradezco y tengo en cuenta los comentarios de los lectores, sean críticos o no. Lo que ayude a hacer mejor a C’s será siempre bienvenido.

viernes, 23 de mayo de 2008

RAZÓN E IDEOLOGÍA


Cuando se pretende cambiar un Sistema que viene funcionando desde largo tiempo es seguro que tropezaremos con mucha gente que se resistirá. Siempre ha sido así, y supongo que así debe ser para permitir la evolución en lugar de la revolución. Todo lo que se mueve necesita frenos. Pero… ¿Cómo debatir eficazmente para acercar posiciones? Siempre existirá gente enamorada del Sistema o con una gran resistencia al cambio. Y tampoco faltarán los que estén dispuestos a anteponerlo a las personas. Pero este Partido viene anunciando precisamente lo contrario: -Sólo nos importan las personas. –Y también aspira a regenerar la política. ¡Sólo por eso ya vale la pena estar en él! Sin embargo, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Los hábitos se resisten como gato panza arriba y frecuentemente ni nos damos cuenta de que nos repetimos en lo mismo que combatimos. Es aquí donde entra la importancia de establecer un modelo de diálogo eficaz para obtener lo que es justo, que sólo puede determinarse a través de un modelo racional.

Y empezando por el principio -establecer la racionalidad como único punto de entendimiento válido- hablaré hoy de problemas inexistentes que nacen de partir de postulados diferentes, es decir de no hablar de lo mismo ni del mismo modo.

Me decía, no hace mucho, un apreciado compañero: -¡Admíteme mi derecho a no estar de acuerdo contigo en ese punto, ni hoy ni nunca!

¿A que parece un derecho irrefutable? Pero veremos que no es así. Esa frase es un sofisma y una forma de pensar que hay que superar si queremos que se argumente racionalmente sobre cualquier asunto en lugar de que se sentencie emocionalmente sobre él. La imposibilidad del encuentro con mi amigo nace de que me habla desde la ideología (me daría igual que fuera desde la religión) y yo hablo desde la razón. Personalmente sólo aspiro a ser un racionalista. No puedo ser definitivamente de izquierdas, ni de derechas, ni liberal, ni de centro aunque mis actos, considerados individualmente, sí lo sean. Ningún corsé mental puede ser definitivo porque siempre, en alguna ocasión, la mejor solución estará fuera de él y hay que saber salirse de uno mismo. La verdad nunca está en un solo sitio, ni toda ella, ni demasiado tiempo. Que se lo pregunten a Newton.

En realidad, al margen del interés, dos personas sólo pueden estar de acuerdo en aquello que ignoran o que sólo conocen parcialmente. El acuerdo sólo se adopta sobre la ignorancia, y en base a la experiencia -o conocimiento incompleto- que se tiene del hecho acordado, porque la verdad obliga y se impone. La gente no puede estar de acuerdo con el teorema de Pitágoras, o con la ley de la gravedad, porque estas cosas son certezas, y sobre lo que se sabe no hay discusión ni acuerdo posible. ¡Lo que se sabe es! Por lo tanto mi amigo puede estar, o no estar de acuerdo hoy conmigo en una propuesta en la que yo tampoco conozco la mejor opción, pero nunca podrá negarme el derecho a seguir pensando y experimentando hasta que convierta el conocimiento imperfecto en certeza. Llegado ese momento no tendrá derecho “a no estar ya de acuerdo”, le guste o no. La coherencia intelectual le obligará a aceptar lo evidente, so pena de caer en el fundamentalismo irracional. Alcanzar la verdad puede ser un largo camino, pero conocida la certeza, no podrá decirse, estrictamente, que está de acuerdo conmigo, ni yo con él, sino que ambos nos habremos encontrado en la verdad. No habrá vencido mi postura sino la verdad. Y ésta es de todos y de nadie. La diferencia es sutil, pero en absoluto baladí, porque significa que todo desacuerdo es siempre temporal si se está dispuesto a hablar desde la razón. Otra cosa es imponer puntos de vista emocionales o simples intereses. Algo absolutamente insatisfactorio para el que aspira a convencer en lugar de vencer.

Aceptar la tesis de mi amigo significaría, en el fondo, aceptar que todo vale intelectualmente. Que cualquier idea vale. Significaría aceptar las religiones y las ideologías como algo inalterable y definitivo, a la par o por encima de la razón misma. Significa el derecho a recurrir a la manida y falaz frase: -¡Esa es tu opinión!- como infalible vía de escape cuando una persona es acorralada racionalmente y pretende quedarse con la suya y con la coherencia intelectual desautorizando gratuitamente a su interlocutor, ya que no puede hacerlo con sus argumentos. Los sentimientos pueden unirnos, separarnos o enfrentarnos, pero la razón siempre nos acaba uniendo porque busca la verdad en lugar del interés. La razón es lo único que tenemos todos los seres humanos en común. La única posibilidad de comprender al otro, y por lo tanto, como decía Locke, el único juez supremo y digno de la última palabra. Ningún racionalista antepondrá los sentimientos a la razón ni descalificará sin conocer. Sí lo hará, sin embargo, cualquier sentimental comprometido con su lucha emocional privada. Si no reina la razón, invariablemente acabará reinando la fuerza. Y del uso de la fuerza imperceptiblemente caeremos en la injusticia porque el poder no da derecho, como decía Rousseau, porque si así fuera, una simple pistola en el pecho -a fin de cuentas un poder- daría derecho a robar a la víctima.

Reconozco que es muy cómodo recurrir a la emoción o al librillo moral que representa cualquier religión o ideología, y todos usamos de esas guías de conducta continuamente a lo largo del día. Forma parte de la necesidad. No podemos pensarlo todo a cada paso porque no haríamos nada, y a fin de cuentas, en las religiones y en las ideologías se acumula mucha experiencia de nuestros ancestros y mucha sabiduría. Hasta el instinto es simple experiencia impresa en los genes. El propio éxito de esas formas de “pensar” institucionalizadas es la mejor prueba de su necesidad vital para los seres humanos. No las discuto a ellas –tarea inútil y digna de Sísifo- sino su validez como regla de discernimiento cuando se enfrentan entre ellas mismas. Es para esa circunstancia para la que reivindico la razón como único juez. De no ser así sólo podremos aspirar a vencer. Jamás a convencer. Es cuando chocan los intereses y las ideas, o puntos de vista, cuando hay que renunciar al librillo, sea el que sea, y poner en marcha la razón. Ella nos hará comprender los motivos del contrario y nos ayudará a aceptar su parte de interés. De lo contrario sólo veremos el nuestro y el acuerdo será imposible. Sólo la razón nos permite renunciar en lo particular, sin mucho dolor, para avanzar en la equidad, la justicia y el bien común. Y lo primero que pide la razón es tiempo. ¡Tiempo para pensar antes de decidir cosas importantes! Sin embargo la emoción exige respuesta inmediata. Tanto ella, como el instinto, son tolerables cuando no hay tiempo. No es el caso de C’s.

Mis propuestas necesitan de debate racional, porque atacarán la base de muchas ideas, ideologías y mitos: el mito de la estulticia de las masas, de la imposibilidad de escucharlas, de la necesidad de un poder central, en lugar de una red de poder. El mito del “gran padre sabio salvapueblos” y tantos otros. Mientras se crea, por ejemplo, que la función política es un servicio y una dignidad especial, (Teopolítica) no podremos avanzar ni un paso. O desacralizamos la política o perderemos el tiempo. Es como si los revolucionarios franceses del XVIII hubieran aceptado discutir la reforma del Sistema sobre la base de que el poder viene de Dios. Tal hipótesis habría hecho imposible la democracia.

La buena voluntad exige escuchar y valorar. Convencer y dejarse convencer. Exige dar tiempo. Claro que esa actitud, cuando se dispone del poder de imponerse, podría parecer una tontería. ¡Una ingenuidad! Es importante señalar que esto es una visión corta. La mejor inteligencia siempre ha recurrido a la razón. Para terminar os citaré un ejemplo de ello (Walter Gratzer. Eurekas y Euforias. 2004, página 320)

Richard Feynman, (impagable autor de ¿Está usted de broma, Sr. Feynman?, y premio Nóbel) cuenta que en una reunión que marcó el comienzo del Proyecto Manhattan se reunió un elenco de sabios (Compton, Tolman, Oppenheimer y otros), discutiendo sus diferentes puntos de vista, y cedo la palabra a Feynman, entonces muy joven y aprendiz:

-“Para mi fue una conmoción ver que un comité de hombres podía presentar todo un conjunto de ideas, mostrando cada uno una nueva faceta y recordando al mismo tiempo lo que los otros colegas decían, de modo que al final, se tomaba una decisión acerca de qué idea era la mejor –resumiéndolas todas- sin tener que repetirlas tres veces. Éstos eran realmente hombres muy grandes.”

Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!

P.D. En el CG del pasado sábado, 17-05-2008, se perdió otra oportunidad de tenderse la mano y abrir un plazo para que los que quieren un Congreso Extraordinario presenten sus proyectos concretos, se debata sobre todos ellos, se vean los motivos y se decida en consecuencia. Sumar en lugar de restar, en definitiva. Harán mal las dos posturas enfrentadas en menospreciar la fuera del contrario, y gane quien gane, el Partido perderá. En estas situaciones el primero que tiende la mano suele ser el mejor.

jueves, 15 de mayo de 2008

MI PANADERO NO ES MI AMO


Cuando voy a comprar pan siempre tengo una discreta cola que guardar. Mi panadero ya cuida de que no sea demasiado larga, como para que me haga desistir de esperar, o demasiado corta, como para producir esa sensación de aprensión de soledad desangelada que se siente cuando entras en un local público vacío, en el que has de aguardar hasta que aparezca alguien detrás de la barra del mostrador.

El pan, por supuesto, está siempre en su punto, y las únicas sorpresas que encuentro son las que de cuando en cuando me proporciona mi panadero, que se esmera en encontrar nuevas formas, texturas y sabores para su producto. Sabe que es un profesional que conoce su trabajo. Sabe que ha de ser así, porque no tiene otra manera de conseguir que siga yendo a buscarlo una y otra vez. Sabe que no es mi amo. Tampoco se preocupa de juzgar mi capacidad humana, ni me considera tonto o listo, o pierde el tiempo despreciándome porque no sé tanto de harina como él. Y mucho menos se mete con lo que conviene a mi salud, y jamás me molesta opinando sobre la cantidad de miga o corteza que tengo que comer al día para deponer conforme a conveniencia. Se limita a estar a mi disposición por si tengo alguna duda que consultarle. Entonces me escucha solícito y me satisface a la mayor brevedad. No es servil. Es profesional. Carece de derechos sobre mí, pero se sabe competente y sabe que volveré. No cambiaría esa sensación por nada: ¡Sabe que es!

Mi panadero, educado en la verdad de su competencia y conocedor del mérito, jamás aceptaría una ley que me obligara a comprar en su panadería sea cual sea mi voluntad o la calidad de su servicio. Sabe que eso le haría daño. Cómo mínimo le impediría saber si fabrica buen pan. Podría hacer el mejor -o el peor- pan del mundo y daría igual. Yo tendría que someterme igualmente a sus ritmos, horarios y calidades. Seguramente su propia desmotivación acabaría en autodesprecio, y de ahí al desprecio ajeno no media ni un paso. De ahí a comenzar a intervenir en la vida del cliente prisionero sólo hay un paso. A fin de cuentas, el único estímulo que puede quedar es averiguar hasta que punto, éste será capaz de tragarse el bodrio preparado. Es una escalera hacia abajo. Nunca se sabe cuánto se puede descender antes de que todo reviente.

Mire donde mire, ningún profesional de ningún oficio es mi amo. Ni siquiera el médico, al cual confío mi cuerpo, mi salud y mi vida, manda sobre mí. Ni siquiera él me desprecia cuando a él me confío, a pesar de ser tan grande mi ignorancia en asunto tan crucial, y tan determinante su sabiduría. Se limita a informarme y dejarme la decisión. Siempre desde el respeto. No me impone nada. No me obliga a salvar mi vida contra mi voluntad. Sólo me recomienda y yo decido. Casi siempre hago lo que me recomiendan los profesionales, y casi siempre les quedo agradecido. Si fallan responden. Tanto más rápido cuanto mejores son. A veces no sigo sus consejos y a veces fallo, y entonces, en lugar de ensañarse con mi petulancia, me aconsejan de nuevo, respetuosos, siempre que los reclame, claro. Si no, jamás vienen a decirme que ya me lo habían advertido.

Dije que ningún profesional es mi amo, pero hay una excepción. Se llaman a sí mismos políticos. Y aunque se llenan la boca de la palabra servicio, en realidad deciden sobre nuestras vidas como ni siquiera a nuestros padres les hubiéramos permitido. Teóricamente son gestores de la cosa pública, pero invariablemente, en la práctica, se dedican a hacer leyes, sobre los asuntos más variados sin que se las hayas pedido y sin someterlas a tu aprobación. Sin otra causa racional que sus manías personales. Luego miran cómo te comes el bollo e inventan fórceps para obligarte a tragarlo si te resistes. Nunca te preguntan nada, y si lo hacen es sobre lo que les interesa y con preguntas manipuladas que te obligan a escoger entre lo que desean o lo indeseable. Te escuchan poco y con impaciencia, y te responden, si lo hacen, tan tarde que ya es tarde. Disponen, también, de una encomiable capacidad de descubrir lo que no te importa e ignorar lo que te preocupa. Coetáneos de los sacerdotes, como a ellos les encanta el oropel, y son los dos oficios más viejos del mundo, a pesar de que muchos creen que hay otro más antiguo. Parece ser que no podemos vivir sin ellos. Por eso, en muchas ocasiones, a lo largo de los tiempos, muchos ciudadanos han tomado cartas en el asunto para intentar civilizarlos, y poco a poco lo han ido logrando. Ahora un partido que se llama Ciudadanos viene diciendo que quiere darle una nueva vuelta a la tuerca. Lo que sucede es que los viejos hábitos son muy poderosos, y mucho ciudadano, bien intencionado, es víctima de la historia. Todos sabemos que un ejército funciona. Que el control desde arriba funciona, que un jardín es posible siempre que exista un buen jardinero, pero también que la naturaleza es más sabia, y consigue mejores paisajes por sus propias espontáneas fuerzas, y además son para siempre y sostenibles, aunque vayan cambiando. La naturaleza, aunque parezca increíble, es incluso anterior a los políticos. Y la naturaleza funciona de abajo arriba. Justamente al revés que éstos.

Tampoco es que los ciudadanos queramos ser totalmente naturales. Nos gusta la calefacción en invierno y también nos gustan los jardines, pero para hacer las cosas de arriba abajo nos sobran los partidos.

A los que en C’s quieran ejercer la política, yo les pediría que imiten a mi panadero y no quieran más derechos que él. Quizás así puedan tastar su orgullo como yo gusto su pan. Quizás entonces ya no necesiten privilegios, ni estúpidas vanidades, ni suplantar la voluntad de los que dicen servir, porque todo eso palidece ante el impagable sabor del reconocimiento sincero. Lo demás tiene precio.

Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!

P.D.: El texto anterior lo escribí el 1 de abril del 2007, y lamentablemente no ha perdido ni un ápice de actualidad. Entonces pretendía llamar la atención sobre los viejos hábitos, tan imperceptiblemente tenaces en su voluntad de perpetuarse. Ya dije que si C’s quiere llegar a la Sociedad ha de ser con un producto político nuevo, porque para vender uno viejo carece de medios, pero sobre todo carece de sentido. Para más de lo mismo, nos sobran los partidos. El producto nuevo surge espontáneamente del propio impulso cívico que hizo nacer Ciudadanos, y que alguien, ya en el primer Congreso, bautizó como ciudadanismo: la voluntad de escuchar y servir realmente al ciudadano. Surge del cansancio de unas personas que sistemáticamente venían siendo silenciadas y ninguneadas por los órganos del poder, legítimamente constituidos, desde luego, pero desde las limitadas condiciones de la mal llamada “democracia de representación” que soportamos. Y no son pocos los individuos que son sometidos a las maniobras de ingeniería social que se pergeñan desde el poder, sino que a veces constituyen incluso amplias mayorías, a las cuales se silencia y manipula con la eterna excusa de la “imposibilidad material” de atenderlas a todas:

-Hago lo que "quiero" –razona el político- porque "soy representativo", luego mis representados quieren lo que quiero, que para eso me han votado y no les doy más opciones, no vayan a querer otra cosa. Con lo que acaban queriendo justo lo que he dicho que quiero. -Y así, nos "representan" sin más trámites, es decir, nos suplantan, o sea: producto viejo.

-¿Cómo aunar la voluntad de un millón de personas? –Arguyen- Si preguntáramos todo lo que hemos de hacer (hiperdemocracia) nunca haríamos nada. –Pero olvidan interesadamente que la informática puede sintetizar en tiempo real millones de voluntades, y que no es preciso que pregunten nada si no quieren, porque bastaría conque ofrecieran la posibilidad de que el ciudadano que quiera hablar, sobre lo que sea, tenga el medio de hacerlo. Su eco determinará la voluntad ciudadana, y el profesional –el político- podrá también orientar esa voluntad de modo principal, desde su privilegiada posición, con su argumentación fundamentada, y con la variable implacable del coste del servicio que acaba con todo populismo y demagogia como sucede en la vida real. El cliente pide, el profesional informa, el cliente valora y decide, y finalmente el profesional ejecuta el pedido y asume responsabilidades. Eso le hará fabricar buen pan, y aspirar a satisfacciones, económicas y morales, ahora insospechadas. Eso alumbrará una nueva Sociedad. El producto nuevo está ahí, esperando al Partido audaz que se atreva venderlo.

lunes, 12 de mayo de 2008

CHOQUE DE TRENES


A estas alturas, salvo los más de mil afiliados de los llamados pasivos que han recibido diversos comunicados de la Ejecutiva y el Consejo General sin saber de que iba el asunto, todo el mundo en el Partido conoce ya la situación en C’s: tenemos ya la famosa polarización (al final podremos utilizarla para echarle la culpa del desastre) entre las posiciones del CE+CG y la encabezada por los diputados José Domingo y Antonio Robles. Hay mucho más, pero el protagonismo ya ha sido acaparado. Resulta muy cómodo procesar en binario, como las computadoras: Si/No. Blanco/negro. Y fuera los grises y demás colores. En este mismo blog (Consejo General y Manifiesto por un Congreso) ya manifesté mi opinión, denunciando mucho de lo que cada vez es más evidente. En los foros se ha argumentado profusamente en ambas direcciones, pero en mi opinión, cada uno desde su trinchera, con pocas ganas de entender al que discrepa. La base de cada postura es probablemente, para los que están en contra, el nefasto recuerdo del II Congreso y la sangría que significó para el Partido, así que no se hable más: NO y NO. Para los que estamos a favor de un Congreso Extraordinario (CEx), lo es la sincera creencia de que la línea de la Ejecutiva ha fracasado –lo dice la realidad- y algo debe cambiar radicalmente en C’s si no queremos entonar el canto del cisne en las próximas autonómicas. Ambas posiciones tienen poderosos motivos, y no ganamos nada con echárnoslos a la cara si la tenemos detrás de un paraguas de intransigencia. Es preciso escuchar con disposición de encontrar lo que nos es común: el interés del Partido.

Del lado oficialista se critican, no sin razón, ciertos aspectos formales en la presentación del manifiesto, pero se elude discutir la cuestión de fondo. Por ejemplo cuando se acusa de irresponsabilidad a los dos diputados citados pero no se argumenta el por qué lo son, eludiendo así el debate y perdiendo una excelente ocasión de exponer sus razones, lo que da pie a pensar que en el fondo, en lugar de argumentos se tienen solamente posiciones emocionales e instintivas. Se agita el fantasma del II Congreso o se da rodeos. No hay más.

Del lado del manifiesto se acusa a la Ejecutiva de obstruir lo que en definitiva no es sino el ejercicio de un derecho de los afiliados, el que se refleja en el artículo 4.3.2, que permite a un tercio de ellos exigir un CEx. Se argumenta que el momento es adecuado para, sin prisas, con el horizonte despejado de compromisos electorales, debatir sobre los puntos que se exponen en el manifiesto y seguir vertebrando el Partido.

Creo que la Ejecutiva y el CG han reaccionado con precipitación prácticamente desde que José Domingo propuso un CEx, forzando una votación cuando la propuesta ya había sido retirada (entre otras cosas porque no estaba en el orden del día), pero el error fundamental es cuando se responde oficialmente a un documento que no se ha recibido oficialmente -según sus propias palabras- y que no anexan, junto con sus argumentos, en el informe que pasan a los afiliados, tomando partido y utilizando los recursos comunes en la exclusiva defensa de su posición, desinformando al afiliado y obstruyendo los derechos de los afiliados que respaldan el manifiesto, y que también tienen la obligación de defender, los compartan o no. Si no hubieran enviado comunicados, nadie les podría exigir la difusión del manifiesto, pero al hacerlo, dejan de actuar como representantes de todos, que es lo que les da derecho a disponer de los recursos de C’s en bien del Partido, para utilizarlos contra una parte de la militancia rompiendo así la equidad. De todas maneras, la discusión de este punto no es el objeto de este artículo, que en última instancia sería la Comisión de Garantías, veladora de los derechos de los afiliados, quien tendría que dilucidar, sino acercar posiciones y tender puentes.

Me gustaría recordar a los órganos directivos que lo son de todos, y que no deben hacer sus cálculos desde una posición de fuerza (ganamos o no) sino de lo que es bueno o malo para el Partido (sumamos o no). ¡Estamos en el mismo barco y cada afiliado cuenta! Cada victoria de una parte es una derrota de otra parte de C’s. Y el Partido siempre pierde. Es preciso actuar con generosidad, y sobre todo, no decidir antes de tiempo ni convertirse en muro que se desgasta inevitablemente mientras detiene el impulso, equivocado o no, de una parte de la militancia. Un buen negociador nunca dice NO. Ello certifica su fracaso. Siempre deja una puerta abierta, y deja que el NO se imponga por si solo, por la propia debilidad del SI. En todo caso el NO es el último recurso, agotados todos los demás. Pero aquí se usó como la primera opción. Por otra parte, un buen negociador siempre está dispuesto a ceder algo -nadie tiene nunca toda la razón-. De lo contrario sabrá que habrá vencido pero no convencido, y las victorias a veces se acaban pagando más caras que las derrotas.

Si me permitís, creo que todavía es posible reconducir la situación sin daño para nadie. Aunque la situación se haya bipolarizado, la realidad es que desde Sant Cugat ya presenté una propuesta mucho más respetuosa con todas las posiciones y que quizás tuvo mucho que ver con el alto apoyo que la Agrupación dio al CEx (más del 90%). Ya la he comentado en este blog pero la vuelvo a repetir: ante la insatisfacción que me produjo el Plan Estratégico de la Ejecutiva, decidí impulsar mi solicitud de que se abriera un período para que la gente que crea que tiene algo que aportar en la supuesta reorientación del Partido, pudiera decir lo que quisiera, en el convencimiento de que sólo los que están seguros de la bondad de su propuesta están dispuestos a trabajar por ella y jugarse su tiempo, su dinero, su esfuerzo y su prestigio. Los buñuelos se desinflan solos. No hay que gastar energías pinchándolos. Tras un par de meses, en que los interesados podrían presentar sus proyectos o propuestas a las diversas agrupaciones -lo que movilizaría el Partido en el buen sentido, fomentando la participación- si quedara algo en el cesto que mereciera un CEx porque fuera preciso retocar algún aspecto estatutario o incluir alguna persona o crear algún órgano con sus atribuciones, estaría justificado un CEx totalmente constructivo e ilusionante que relanzase C’s.

Como no me quedó otra salida para que algo se moviera –o esto o el silencio- no tuve otra opción que subirme al tren del manifiesto, con toda la determinación, pero sin perder la esperanza de poderlo reconducir hacia una postura conciliadora. La resistencia de la Ejecutiva a escuchar -o la sensación que tengo de ella- así como la prisa por bloquear decisiones que merecían largo debate me hacen creer que estoy en el lado más adecuado para ayudar a que se moderen y relativicen las posiciones. A fin de cuentas, la otra parte cuenta con el poder y los medios, que ha demostrado usar. Esa posición de fuerza suele ser mala consejera.

Los Congresos no son por sí mismos ni buenos ni malos. Nuestro primer Congreso fue un desastre organizativo pero todos salimos felices y lanzados. El segundo estuvo bien organizado pero acabó en un gran daño para el Partido. El mal ya estaba incubado en la intolerancia y falta de generosidad con que se manifestaron las partes. Una ganó de calle y la otra perdió, pero el Partido, sin embargo, sufrió un gran quebranto. Dentro de C’s es preciso desterrar la voluntad de vencer y sustituirla por la de convencer y dejarse convencer. Todo lo demás nos debilita y destruye. Esa actitud ha sido nuestro gran error común.

Imaginemos por un momento que la Ejecutiva ofrece una tregua y llama a los dos diputados “díscolos” con la siguiente oferta: -¿Queréis un CEx? Entonces habéis asumido una gran responsabilidad. Congelad vuestra iniciativa de recoger firmas para un CEx y abramos un paréntesis para que expongáis vuestros motivos de modo razonado al mismo tiempo que dejamos hablar a quien crea que tiene algo que decir. Tras el debate de propuestas ya veremos si procede, o no, un CEx. Quizás hasta sería posible incluir todas las iniciativas interesantes en lo que sería ya el Proyecto del Partido, no sólo el de la Ejecutiva.

Hay situaciones en las que seguir adelante obstinadamente, sin la menor concesión a lo que no sea el punto de vista propio, es tan inteligente como dos trenes lanzados en sentido contrario por la misma vía esperando que el otro se aparte. Por pequeño que pueda ser un tren, o grande el otro, ninguno saldrá indemne del choque. Alguien debería hacer algo.

Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!

P.D. Hoy no hay posdata.

jueves, 8 de mayo de 2008

PLATAJUNTA De Pequeños Partidos


Hoy hablaré de una nueva propuesta, pasado ya un cierto tiempo desde la anterior: la Iniciativa 5x1, que podría cambiar radicalmente la forma actual de hacer política por el simple hecho de introducir el voto económico anual. Sin embargo, esta vez no será mía, sino de un compañero de Galicia de quien la he recibido por vía interpuesta y con permiso de difusión. Leyéndola se me enciende la chispa de la percepción de algo valioso: -¡Esto es bueno!, -me digo. -¡Esto es producto nuevo! Y me alegra que haya gente en C’s que esté por la labor y que piense desde otras coordenadas que las habituales.

El texto, de Francisco José Martínez Palacián, y titulado “Documento Marco” fue pasado hace meses a la Ejecutiva con el mismo éxito que obtuvieron mis propuestas: ni siquiera un acuse de recibo. Y es que esto de que sólo importen las personas en plural, pero jamás en singular, es muy “teopolítico”. De su correo, en el que acompaña el documento, extraigo el mejor resumen: (Las negritas son mías. El documento completo lo colgaré en un comentario.)

-Teóricamente la ejecutiva está orientada a una mayor presencia en los medios de comunicación. Creo que no han entendido que vivimos en el contexto de la desintegración de un sistema monetario y financiero. Nadie les va a regalar nada. Es necesario negociar desde posiciones de fuerza.

-Pienso que podríamos establecer una coordinadora con otros partidos políticos minoritarios, para forzar así nuestro acceso a los medios de titularidad pública. De lo que se trata es de poder realizar debates en los medios públicos de difusión, entre representantes de partidos políticos minoritarios.

Nuestro compañero hace un análisis, en algún momento difícil de seguir, sobre la manipulación mediática de las noticias, su banalización, a través básicamente de la TV, que marca el ritmo de todos los demás medios, pero admitiendo que sin ella, actualmente es imposible vender un producto político, lo que nos obliga a entrar en el juego para existir. Al final su propuesta se concreta, como ya se ha avanzado, en la necesidad de establecer una Coordinadora o Platajunta (por analogía con la platajunta de la Transición) de pequeños partidos para forzar nuestra intrusión en los medios de comunicación, especialmente la TV, sin los cuales no existiremos.

Algunos extractos, ya del documento, son los siguientes:

-Un medio de masas, nunca presentará, a no ser que se le presione, un “producto político” poco conocido. No es rentable. Debemos convencerles acerca de nuestra rentabilidad.

Si tal como nos incitan los medios corporativos, nos limitamos a simular actividad racional, no sabremos nunca el por qué de ciertas cosas ni la verdadera dimensión de muchas otras.

Esto no nos permite mantener un vínculo comunicativo permanente con la generalidad de la población, carecemos de una cuota de share mínimamente aceptable.

Para resumir, nuestra débil posición intrínseca deriva de lo siguiente: nuestro mensaje es racionalista en un contexto en el que prima la irracionalidad.

[Nuestro compañero propone no limitarnos sólo a actividad racional, supongo que se refiere a todo tipo de debates (racionales o no), sino a buscar también actividades “emocionales”, como por ejemplo, lo fue, en su día, el desnudo de Rivera de la primera campaña, porque debemos llegar, y todos los medios legales son válidos para ese objetivo. Tenemos muchas cabezas en C’s y con muchas formas de pensar, sólo hay que darles la posibilidad de proyectarse. Luego las ideas se depredarán solas y lo mejor sobrevivirá.]

Se hace imposible el gobierno sin un plan y un conjunto de medios para la comunicación política, de la misma manera que a día de hoy es inconcebible el diseño de un plan de comunicación sin medios para la comunicación. Definir nuestro propio escenario para la comunicación es una tarea que nos marcamos y que está más allá del análisis de la lógica comunicativa del poder y de su rechazo. Nuestros reductos en la red (una red extensa y tupida, pero una red invisible para la mayoría) hacen posible la supervivencia a pesar y por encima de los medios corporativos, pero son insuficientes para una proyección de mas calado.

El peso relativo de la TV es impresionante y, con independencia de las tiradas o las audiencias de otros tipos de medios, su formato es hegemónico e indiscutible. Esto debemos tenerlo muy en cuenta, toda estrategia política debe ser en el fondo, a partir de ahora, una estrategia de acceso a la televisión, todo lo que se insista en este punto es poco. Francamente espero y deseo, que vosotros, mis compañeros, entendáis que a partir de ahora, estrategia política es estrategia de acceso a la televisión, nos guste o no.

Buscar la integración jugando ”más fuerte que nadie”. Hiperagresividad de la imagen que no del mensaje.

[Personalmente no veo la razón de renunciar a un mensaje también impactante. El objeto de la imagen es atraer la atención sobre una idea fuerza y diferenciadora, que es la que dará la credibilidad de la marca. Pero esta idea también ha de llegar por si misma, y sobre todo sostenerse tras el impacto visual de la imagen. De este segundo aspecto, por ejemplo, carecía el desnudo de Rivera, pero sí que lo tenía el mensaje: “-Sólo nos importan las personas”, componiendo el poderoso efecto conjunto que ayudó notablemente a ponernos en el mapa político. Desde entonces hemos carecido de imagen (destrozada por nuestras reyertas) y mensaje, diluido o robado por la competencia.]

Propongo la creación de una coordinadora de partidos políticos minoritarios, con la finalidad de aumentar nuestro acceso a los medios de masas:

Y acaba:

A partir de aquí, ahora os toca a vosotros, queridos compañeros, seguir desarrollando.

En un primer momento no acabo de verlo: -¿Una platajunta de pequeños partidos? ¡Partidos, todos ellos, tan dispares en sus objetivos! La imagen de una jaula de grillos me viene a la cabeza inmediatamente. Sin embargo la idea es diferente. A nadie se le ha ocurrido hasta ahora, e históricamente siempre los pequeños se han aliado para enfrentarse a los grandes, encontrando en ello su única posibilidad de imponerse, así que aceptando su reto de que ahora nos toca a nosotros, me pongo a pensar: -¿Qué intereses comunes podrían unir a los pequeños partidos? Quizás algún punto programático podría coincidir entre algunos de ellos, pero una coordinadora de todos ellos necesita una argamasa común para mantenerse unida. Algo que interese a todos los pequeños partidos sin excepción. ¡Y rápidamente aparece la respuesta! Lo que todos los partidos pequeños tienen en común es el ninguneo de los grandes, y la escandalosa falta de igualdad de oportunidades a que los someten cuando concurren a las elecciones. Los ciudadanos ajenos a la política no se dan cuenta, pero basta militar en un pequeño partido, como C’s, y pasar por una elecciones para indignarse del ventajismo de los grandes partidos. Ellos no sólo copan los medios de comunicación y las mejores vallas y posiciones publicitarias, sino que no contentos con esa ventaja inmoral silencian (tal es su miedo) en los medios que ayudan a financiar con dinero público y en los que tienen otro tipo de influencias, toda publicidad de los pequeños partidos en la medida que les es posible. Es algo así como si el Real Madrid y el Barcelona comenzaran la liga con 20 puntos de ventaja en aras de su historial y del número de sus aficionados, y además, trataran de que los equipos más débiles dejaran de jugar el máximo número de partidos posibles para disminuir la probabilidad de que arañen algún punto. ¿Qué le parecería a los espectadores una liga así? ¿No sería terriblemente aburrida, de bajísimo nivel técnico y quedaría reducida a la bipolarización entre los dos equipos citados? ¿Iría gente a los campos o se abstendría? Sólo faltaría que las entradas te las cobraran en cuenta, obligatoriamente. Vayas o no vayas al partido para que el símil sea perfecto.

¿Tiene todo este despropósito alguna justificación moral? Los grandes partidos arguyen que si se diera igualdad de oportunidades a los pequeños partidos el país sería ingobernable. (Ahora sí dicen ingobernable, en lugar de in-representable.) Yo sólo digo que sólo se destruiría la forma actual de gobernar, y nada más. Pero aun suponiendo que lo que dicen fuera cierto, habría que justificar que el fin (la gobernabilidad) justifica el injusto medio (la desigualdad de oportunidades). Les invito a desmontar esa falacia. Es demasiado para este artículo, pero soluciones “haylas”, como las meigas, y la coordinadora mencionada podría hacer mucho ruido mediático con ellas, y C’s podría ser su impulsor y principal beneficiario.

Otro matiz a estudiar sería establecer si al ciudadano le favorece, o no, la máxima competencia de ideas políticas. Esta cuestión es más fácil de despejar. Lo normal es que la competencia favorezca al consumidor y aprieta los tornillos al productor, que sin ella se apoltrona y pierde en calidad, servicios y eficiencia (¿les suena?). De modo que probablemente, la postura actual no sólo perjudique a los pequeños partidos, sino también al conjunto de los ciudadanos. ¿Adivinan ustedes a quiénes beneficia entonces?... ¡Lo han acertado! ¡Al Barça y al Madrid! No al fútbol ni a los aficionados. ¡Vaya liga corrupta y aburrida!

Y el resto lo dejo para la futura platajunta. La pista ya está servida, pero no me resulta difícil imaginar las inmensas posibilidades de un organismo de este tipo, que C’s podría promover y conseguir una alta cuota mediática mientras van minando el monopolio de los grandes partidos al poner en evidencia sus abusos e incongruencias. Seguro que sería una fuente de noticias continua e inagotable mientras el sistema permanezca.

Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!

P.D. Desde diversas fuentes me han criticado que hable, en este medio accesible al público, de cuestiones internas del Partido C’s. -¡Los trapos sucios se lavan en casa! –Me dicen. Este tópico, como todos los tópicos, peca de maximalismo. ¿Por qué es siempre cierto y nunca falso? No creo que hasta ahora haya perjudicado al Partido, sino todo lo contrario, con lo dicho aquí. Mi postura es un acto consciente y calculado constructivamente. Pretendo hacer lo que ningún partido hace: debatir con transparencia. Es algo que encanta a los que no tienen nada de que avergonzarse, y forma parte de mi producto nuevo. Señores… ¡Pasen y vean! ¡Yo vendo un producto llamado C’s!

Un cierto silencio estratégico puede ser razonable durante la preparación de cualquier iniciativa o la discusión de cualquier problema, pero sólo será moralmente justificable si su destino es la luz; no la ocultación de técnicas o maniobras espurias o inmorales, tan frecuentes en política y que nadan tan cómodamente en las aguas del secretismo. Como siempre todo será cuestión de medida. De otra parte, no escribo sólo para los afiliados de C’s, sino para todo el mundo, gente de otros partidos o no, a las cuales quiero enseñarles lo que C’s podría ser. Es muy reconfortante oír a un nacionalista decirme que si tal o cual iniciativa la promocionase C’s él se daría de alta en el Partido. ¿O es que creen que la iniciativa del voto económico no interesaría a cualquier afiliado de cualquier partido? Mi objetivo es construir una sociedad mejor, simplemente. Y creo que eso pasa por dejar que la gente hable. Quien tapa bocas, en el fondo, sólo quiere imponer su palabra. Pero a cada paso que doy encuentro todas las barreras de los previsores defensores del Sistema. Sea éste cual sea. El Sistema, desde luego, tiene que defenderse –no soy ningún irresponsable- pero a todo aquél que le asiste la razón, o busca lo mejor, le encanta manifestarla. El problema surge cuando el Sistema se acomoda y pasa de servir a hacerse servir. Esta enfermedad se manifiesta en muchos grados y nunca se está a salvo de ella. Yo creo que C’s la padece. No hay más que ver la que se ha montado por no querer abrir una consulta en la web. Claro que también podría equivocarme, pero a quien me lo hiciera evidente le quedaría agradecido, y nunca trataría de rehuir argumentos recurriendo sistemáticamente a formalismos, faltando al respeto o por cualquier otro medio de distracción. Quien así maniobra sólo es un guerrillero de la palabra. Defiende la suya y no busca la mejor o la verdad. No negocia. Sólo vence o es vencido. ¡Qué lástima!

jueves, 1 de mayo de 2008

MANIFIESTO POR UN CONGRESO

El pasado martes 29-04-08, los diputados José Domingo y Antonio Robles encabezaron una iniciativa de una parte de la militancia de C’s que solicita un Congreso Extraordinario constructivo y de proyectos, aunque existen otras sensibilidades y voluntades. La respuesta de la Ejecutiva incluso se ha adelantado con un comunicado previo a la lectura del manifiesto en el que los tachan de irresponsables. (Mejor los leen y se hacen su opinión.) Volvemos a ser noticia –mala noticia- por disensiones o enfrentamientos. Si me han seguido, conocerán que vengo abogando por la apertura de una convocatoria de proyectos funcionales, no organigramas, que extraiga lo mejor de este partido, y si después existe motivo, convocar un Congreso constructivo que refuerce el Partido y renueve la confianza en los órganos directivos. Aunque lo que hay no es exactamente lo antedicho, mi firma apoyará el manifiesto, y la solicito a todos los afiliados, porque pienso que algo debe cambiar profundamente en este partido si no queremos desaparecer en las próximas autonómicas. Ello no obstante, haré lo que pueda por reconducir lo que ahora es un enfrentamiento hacia el entendimiento, y por esa razón, no puedo dejar de denunciar lo que considero errores cometidos:

1.- La iniciativa ha partido de las bases (al margen de que JD solicitara un Congreso en el CG) y debería haber sido capitaneada por gente de las bases sin más significado. De este modo la prensa no podría hablar de enfrentamiento entre nuestros diputados. Además, es de novatos mover, y arriesgar, las fichas pesadas en las primeras jugadas. Puede parecer que se empieza fuerte con ellas, pero sólo es un espejismo. Hemos conseguido enfrentar diputados, radicalizar posturas y salir de nuevo en la prensa porque la noticia nos perjudica. (No hablaron ni de nuestro aplastante fracaso electoral porque el Sistema consideró que nos perjudicaba más no haciéndolo.) Por otra parte, la Ejecutiva nunca hubiera reaccionado contra un manifiesto de las bases como ahora lo ha hecho. Las bases son las únicas que pueden deslegitimar al CG y al CE. (Por eso no se atreven, no ya a convocar un Congreso, sino ni a hacer la consulta de opinión en la web o a abrir una simple convocatoria de proyectos.)

2.- El manifiesto se habría de haber hecho público en la sede del Partido. No hacerlo acentúa la sensación de división y cede la sede a la Ejecutiva como si fuera su territorio, cuando ésta es de todos y todos tenemos derecho a usarla para los asuntos del Partido. Presentarlo en la sede hubiera sido una medida más suave y amistosa. Es a la Ejecutiva a quien las bases habrían de presentar la iniciativa en primer lugar, no a la prensa, en la que el actual impacto de enfrentamiento sólo nos hace daño, y molestará a los afiliados indecisos o moderados.

3.- La respuesta de la Ejecutiva, adelantándose incluso al manifiesto, y descalificándolo antes de su lectura y conocimiento es otro error y una ruptura de hostilidades (¡ya estamos!). La reacción me reafirma en la necesidad de cambiar, como mínimo, su manera de enfocar los problemas. Sus justificaciones se apoyan en lo mismo que la iniciativa les discute: -Su representatividad. Dejé escrito que esta ejecutiva que voté, ya no me representa, porque hizo oídos sordos a mis primeras sugerencias de que pusieran sus cargos a disposición del CG y de las bases. Ellos recurren al silencio por respuesta, basado en el “¿quién es usted?, que sólo es uno”, pero yo soy el afiliado, su razón de existir, y pierden su fuerza moral cuando se niegan a tantear el nivel de confianza que merecen de las bases tras el fiasco de las elecciones porque no quieren saberlo para poder argumentar lo que argumentan. No estamos hablando de un hecho intrascendente ni de un capricho. Averiguar su representatividad no les cuesta más que una sencilla encuesta en la web. Simplemente se agarran al “Santa Rita, Rita. Lo que se da no se quita.” Y esto es más de lo mismo. Precisamente lo que algunos queremos cambiar. Si hubieran sido valientes habrían encabezado la iniciativa ellos mismos. Pero en lugar de eso, se dedican a poner diques a la iniciativa de parte de las bases y a cortar puentes forzando la votación en el CG (Rivera) para intentar acabar con el Congreso en la cuna y sin más debate. O respondiendo al manifiesto antes del manifiesto. (Lo mismo me daría en el mismo día. Indica falta de análisis y consideración hacia una parte del Partido.) Estas prisas por salir al paso y bloquear iniciativas, sin más valoraciones, indican precipitación, torpeza e inexperiencia ¿juvenil? ¿Por qué no escuchar y dejar abierta siempre la puerta al diálogo?

4.- La Ejecutiva usa los medios del partido para distribuir su respuesta al manifiesto por correo oficial a todos los afiliados. Lo elegante y equitativo hubiera sido que con su respuesta acompañaran el manifiesto, para que el afiliado pudiera valorar ambos documentos por sí mismo. Lo contrario es desinformación y censura. En aras de la igualdad solicito que se subsane este abuso inmediatamente.

Y ahora sólo queda conseguir las firmas o tender puentes. Ya dije en este mismo blog que la iniciativa de las firmas es en sí misma agresiva, aunque sea estatutaria. Supongamos que sólo se consiguieran 300 o 400. ¿No indica eso un nivel inadmisible de descontento interno por no querer abrir una convocatoria de proyectos? O supongamos, en el caso opuesto, que se obtienen las necesarias. Entonces serán el CE y el CG los que quedarán en una posición muy débil, y totalmente desautorizados. En ambos casos es un desastre para el partido. Y además, en lugar de estar recogiendo iniciativas constructivas estaremos enfrentándonos. ¡Y haciendo el ridículo a los ojos externos! ¡Igual hasta salimos en la prensa asiduamente! Si meditamos un poco, tender puentes no es tan difícil. En primer lugar pediría a los tres diputados que se retiren a un segundo plano. No podemos destruir nuestro escaso capital político en peleas intestinas. Toda solución positiva para el Partido pasa porque los tres estén en un puño desde el punto de vista profesional. ¿Qué significado tenía el comunicado de la Ejecutiva, de hace unos días, en que hacían mención de sus buenas relaciones institucionales. ¿Otra operación de marketing?

Y en segundo lugar, es preciso nombrar interlocutores moderados, capaces y de buena fe, que piensen en primer lugar en los interesas del Partido; y que eviten a toda costa el enfrentamiento entre nuestros diputados. La solución no es difícil. Bastaría con abrir una convocatoria de proyectos y después ya se verá en que quedan las propuestas y griteríos. Les garantizo que al menos habrá uno: el que yo presentaré para que de una vez por todas sean las bases las que decidan lo que han de hacer las cúpulas y no al revés. Un proyecto funcional, no orgánico, para que puedan hablar cuando quieran, y no cada X años. Para que ellas decidan si vamos, o no, por ejemplo, con la UPyD o si conviene, o no, convocar un Congreso. O en otro nivel, si se trasvasa, o no, el Ebro. Si se suspenden los bachilleratos nocturnos. Si se construyen centrales nucleares. Si se construye la MAT. Si se circula a 80 por las rondas. Si queremos elegir la lengua educativa de nuestros hijos, o cualquier otra cosa que concitara el suficiente apoyo social para que los teopolíticos, que de ninguna manera quieren crear ese canal de comunicación, no tengan la menor excusa para evitar obedecer a los que les dan su sentido y a los que falazmente dicen representar: ¡los ciudadanos! Porque lo que falla es el Sistema, que C’s repite como un loro cuando supuestamente queríamos cambiarlo. Los que solicitamos esa convocatoria de proyectos, o los que solicitan un Congreso, nos sentimos (al menos yo me siento), tan desasistidos y ninguneados por la Ejecutiva y el CG como todos los castellanoparlantes concienciados se han sentido ante los sucesivos gobiernos nacionalistas. Ellos también argüían la falacia de su representatividad para ignorarnos.

Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!

P.D. Se me ha hecho saber, discretamente, que mi posición respecto al Congreso extraordinario no concuerda exactamente con la de la corriente Izquierda Liberal en cuyo blog escribo. Las palabras de Antonio Robles cuando me invitó a hacerlo fueron literalmente:” -Cuando escribas en nuestro blog podrás decir lo que quieras.” Ni siquiera se molestó en ponerme la más mínima condición. Sabe que el respeto a todo el mundo es la única exigible y nada más entrar al blog ya se especifica esa condición para todo el que quiera participar. Para mí, la diversidad de ideas es como los afluentes que se acaban sumando en el gran cauce central del río. Cuantos más de ellos secas, o desvías hacia el exterior, más pequeño es el caudal común y más lejanos los objetivos. Escribo desde la más absoluta libertad e independencia. El acierto es otra cosa que a mí no me corresponde determinar. Pero siempre podré recurrir a esa vieja frase, consuelo de todo fracasado bienintencionado: -Yo hice lo que pude. La suerte lo que le dio la gana.

Y para terminar un ruego por favor: estoy cansado de oír que C’s está muerto. De los muertos hasta los enemigos hablan bien o mantienen silencio. C’s, a pesar de nuestros múltiples errores, encierra todo su potencial intacto, porque los defectos del Sistema que supuestamente ataca, y que lo hicieron nacer, siguen ahí. Por eso nos temen y nos quieren muertos. A ver si a fuerza de repetirlo nos lo acabamos creyendo. Y sí: creo que algún día habremos de confluir con UPyD. Lo único que me asusta de ese paso es que no se haga según la voluntad de ambas bases. De haberlas hecho caso, tengo buenas razones para creer que ya habríamos ido juntos a las generales. Me consta que a Rivera se le pidió que hiciera una encuesta, en la web, sobre ese punto, también sin resultado. No debía querer saber la voluntad de sus “representados”. Esas maneras son las que han de cambiar.