jueves, 24 de abril de 2008

NICIATIVA 5×1 o EL VOTO ECONÓMICO

INICIATIVA 5×1 o EL VOTO ECONÓMICO
(
Por una nueva Ley de Financiación de Partidos.)
Inicio con este artículo la presentación de una serie de propuestas que trabajarán todas ellas en la dirección de TRANSFERIR PODER POLÍTICO desde los actuales órganos de gobierno hacia los ciudadanos, porque sólo si los ciudadanos tienen poder podrán orientar la acción política según sus intereses de conjunto. Actuar en esta dirección SÍ ES realmente crear producto nuevo que se venderá solo, una vez que la ciudadanía entienda su significado y trascendencia. (Ése es nuestro trabajo como partido.) Si no, sucede lo que ahora: unas elecciones cada cuatro años, y de nuevo cuatro años de paro cívico para el elector. Mientras tanto los políticos, salvo honrosas excepciones, seguirán anteponiendo sus intereses personales y partidarios a los de sus “representados”.

En realidad no pretendo haber inventado la pólvora. Si nos fijamos un poco veremos que la única cesión efectiva de poder de gobernantes a gobernados: las elecciones cada cierto tiempo, marcan la diferencia entre democracia y dictadura. Obtenerlas costó ríos de sangre y todavía los exigirán donde se quieran implantar. La resistencia del poder a redistribuirse es instintiva e irracional, porque nunca se siente ni se sentirá seguro. Por eso precisamente hay que distribuirlo.

Cualesquiera de las medidas que iré proponiendo implicarán un cambio significativo del Sistema Político actual, lo que de paso, impedirá que puedan ser usurpadas por los partidos clásicos, como ha sucedido con el debate de la Lengua -nuestro único capital político exclusivo en las pasadas autonómicas- porque de aplicarlas, sencillamente se autodestruirían en su actual concepción. Tendrían que reinventarse, adaptarse o morir. C’s, con su ligera estructura puede crecer con nuevas propuestas hacia una manera realmente diferente de hacer política y dejar de funcionar, como hasta ahora, como un aburridísimo calco de los grandes partidos, cuyos vicios repite. Eso convertirá ese defecto -su pequeño tamaño- en virtud, y la dimensión mastodóntica de los grandes partidos en su talón de Aquiles. En el nuevo terreno que C’s debe abonar, los dinosaurios desaparecerán para que una estructura más ágil, ligera y en contacto con la Sociedad ocupe su lugar. ¿O qué es lo que quiere C’s? ¿Qué los partidos grandes le dejen sitio por su cara bonita?

Entremos en materia: en el mundo real, cualquier ciudadano valora un servicio recibido antes de pagar la factura. ¿Por qué no sucede así en la política? Se da la paradoja de que los ciudadanos aceptamos pagar, sin rechistar, por un servicio (la gestión y administración de nuestros asuntos) que no siempre es de nuestro agrado o que incluso, puede haber sido mal ejecutado o con desidia. Por ejemplo el artificial problema del agua, que no es un problema del agua (todavía), sino de su gestión ineficaz y partidaria. Esta falta de espíritu crítico en el retorno de servicios es algo totalmente anormal en la vida real. Sin embargo, de su contribución a las arcas del Estado, la clase política se asigna sueldos y otros beneficios sin someterse siquiera a la aprobación ciudadana; forzándola a una especie de afiliación obligatoria a la clase política en general. Asimismo, son los partidos quienes se asignan el dinero a percibir (su financiación) con el mismo nulo control. Eso sí, sólo los que tienen representación en alguna cámara, porque es en cada una de las cámaras donde se decide el reparto.

Si lo pensamos un minuto, ¿tiene sentido esta situación? ¡Un proveedor que fija sus honorarios a su único criterio y que exige el pago íntegro del importe antes de prestar el servicio! A cambio, el ciudadano puede opinar -sólo opinar- indirectamente, con un voto, una vez cada cuatro años. Si tuviera entre manos un negocio, con un profesional, en el que se interesasen cosas tan importantes para su vida como la educación, la sanidad, la vivienda, las pensiones o la seguridad ¿toleraría ese nivel de control? ¿O simplemente se reiría de la pretensión mientras mira a quien le hace la oferta como si estuviera loco de atar? Sin embargo eso es lo que sucede en política y es lo que consideramos normal porque pensamos que se trata de un trabajo especial. Ésa es la idea mística, en definitiva el prejuicio, en que se basa la Teopolítica. Mientras no veamos esta función como cualquier otra profesión, sujeta a un marco de derechos y deberes, y a un sistema de control específico, seguiremos aceptando cosas que en nuestra vida normal nos sublevarían, porque en la vida real, es el ciudadano el que tiene la última palabra sobre el consumo, y cuando no es así, por la razón que sea, es que estamos frente a un monopolio del que todos sabemos, políticos inclusive, que debemos protegernos mediante leyes específicas o padecer sus abusos.

¿No hay manera de cambiar esta situación y reequilibrarla en beneficio del ciudadano?. La iniciativa 5x1 pretende ser un paso en esa dirección. Sin cambios constitucionales y a un coste irrisorio. Veamos en qué consiste.

En la actualidad, y de manera sencilla, sería posible multiplicar por cinco las ocasiones en las que el ciudadano podría controlar el servicio público recibido e ir incluso más allá: valorar la factura y decidir a quién se la paga. ¿Cómo? Instaurando el VOTO ECONÓMICO.

Imaginemos que cada año, el ciudadano que lo desea pueda asignar a los partidos políticos su cuota de voto. Ésta equivale al coste institucional anual de todos los partidos, dividido por el censo electoral. Es decir, lo que le cuesta a cada votante de derecho (todo incluido, donaciones a parte) la financiación anual de los partidos. Supongamos, por poner una cifra, que son 30 euros por cada voto y año. (Eso nos daría unos 1000 millones de euros por año). La iniciativa 5x1 consiste en que cada ciudadano, si lo desea, asigne la cuota de voto mediante procedimiento telemático (internet y firma digital) o manual (formulario con código de barras, por ejemplo) al partido que prefiera o a “asuntos sociales”. Podría incluso repartir su cuota porcentualmente entre dos o más casillas con total libertad. La operación podría hacerse desde casa, entidades bancarias o edificios institucionales, y a lo largo de todo un mes para más facilidad. De este modo el ciudadano decide si paga, o no, a los políticos (para eso dispone de la opción “asuntos sociales”), y a qué partidos. En la lista deberían estar TODOS LOS PARTIDOS legalmente constituidos, no sólo los que tienen representación. Porque si 50 personas han votado a un partido marginal, lo único legítimo es que esos 50x30= 1500 euros vayan a él, en lugar de a otros partidos mayores. Ésa es la voluntad de esos ciudadanos. Voluntad que se puede y se debe cumplir. ¡Eso es servir!

El ciudadano, obviamente, podría abstenerse y no asignar su cuota. Toda medida moderna debe ser optativa, como tomar o no el tren, aunque tenerlo no se discute. En este caso, la partida de los abstencionistas puede tener dos destinos:

1.- Opción blanda: Se reparte entre los partidos (con y sin representación) según su porcentaje de votos obtenidos en el último escrutinio. Sería ésta una medida mala e injusta. Un paño caliente para incompetentes, y sólo debería ser aplicable, una legislatura máximo, como transición de sistemas. Después la ley del mercado político habría de mandar.

2.- Opción dura y realista: La partida quedaría a disposición de los Presupuestos Generales del Estado para ser destinada a los problemas reales de la gente, que es la única justificación de los impuestos. Esta medida sería un fortísimo acicate para que los políticos lucharan contra la abstención, motivando a participar a los ciudadanos (clientes) con sus servicios, como lo hace cualquier profesional en la vida real. ¡Ya está bien de trato especial! Y no teman que no les paguen. ¡La gente paga los buenos servicios! Sabe que si no, no tendrá después buenos servidores.

Resumiendo, el ciudadano dispondría de cinco formas de control donde antes sólo tenía una: Las cuatro asignaciones de cuota de voto de la legislatura y la misma votación de la que dispone en la actualidad (Elecciones). Cada año y sin necesidad de costosos procesos electorales, podría enviar un mensaje claro y efectivo de su grado de satisfacción ante el trabajo de sus gobernantes. Habría total transparencia en el coste de financiación de los partidos, lo cual redundaría en ahorro y eficacia. Se daría a cada partido, grande o pequeño, con representación o sin ella, el respaldo económico que realmente los ciudadanos desean concederle, y todo ello sin necesidad de cambiar de partido ni de dirigentes. El dinero asignado a cada partido se podría distribuir territorialmente según el número de votos, acabando así con el centralismo económico actual de sus gestoras, base de su estructura piramidal y autoritaria. Los representantes se interesarían por motivar el voto, indagando sobre los intereses y necesidades del ciudadano; y resolviéndolos, ya que de su eficacia dependería su financiación. Se concedería a la ciudadanía una herramienta de poder efectivo sobre sus gobernantes (no serán representantes hasta que no haya un mecanismo de escucha eficiente, y en línea, de la voluntad ciudadana); en definitiva un instrumento real de poder. ¡Producto nuevo!

Finalmente, un sistema de financiación como éste, obraría como reforzador de la democracia: si votar o no votar, es la diferencia entre democracia y dictadura, pagar o no pagar es la diferencia entre eficacia e incompetencia.

Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!

P.D. Si C’s, como dice en su propaganda electoral, quiere regenerar y cambiar la manera de hacer política, debe empezar por funcionar de manera diferente a los demás partidos. Debe practicar en sí mismo el modelo que pretende aplicar a la Sociedad en el caso de que alcanzase el poder. ¿Cuál es esa diferencia actualmente?

Pretender un Congreso extraordinario para cambiar unas personas por otras es absurdo y sólo sangrará y dividirá más el Partido. Lo que hay que cambiar es unas formas de actuar por otras, porque las personas somos necesarias todas. Si se produjera algún cambio de personas, habría de ser porque alguien ha encontrado una manera diferente y más eficaz de hacer política que la Asamblea ha valorado como tal. Entraría en juego la competencia de ideas, no de personas. Es algo esencialmente distinto que convendría saber diferenciar. ¡Quien personaliza se equivoca! Primero PROYECTOS FUNCIONALES (no orgánicos u organigramas). Después, si los hay, Congreso de debate de proyectos. Si ganan los proyectos, ganamos todos. Si gana un equipo, perdemos todos, incluido ese equipo, supuesto ganador.

Y a mis amables comentaristas: -¡Rendirse es la última opción! Y sólo cuando se ha hecho todo lo que uno podía hacer. Lo que hacía necesario a C’s sigue ahí.

miércoles, 16 de abril de 2008

CAMBIAR LA FORMA DE HACER POLÍTICA



Es sabido que quien quiere introducirse en un mercado lo ha de hacer, o bien con un producto clásico envuelto en un envase nuevo y apoyado por una fuerte inversión mediática, o con un producto nuevo que venga a cubrir una necesidad insatisfecha. En este caso la campaña promocional es mínima porque el producto se vende sólo mediante el mejor agente: el boca a boca del cliente satisfecho. No existen más caminos en un mercado libre: o se tienen medios o se tienen ideas.

Salvo por la censura mediática, el mercado político es libre, y es evidente que C’s no sólo no tiene medios, sino que cuenta, como es lógico, con la hostilidad de las fuerzas políticas preexistentes, que lo ven como un rival y competidor. A C’s, por tanto, sólo le queda tener ideas y romper el juego establecido, cuyas reglas, sin abandonar el marco democrático, no puede aceptar a menos que se resigne a ejercer un mero papel de comparsa, y ni aun ese papel le será garantizado. C’s está obligado a ser rompedor y original en sus propuestas políticas, porque de otra manera, ni siquiera está justificado el esfuerzo que supone su existencia. Para más de lo mismo no hacemos falta.

C’s debe, por tanto, fomentar la generación de ideas entre sus bases lo mismo que una empresa que quiera romper el mercado está obligada a cuidar su departamento de I+D, sin lo cual, todo lo demás es secundario. Por otra parte, un partido pequeño como C’s, que nace con la intención de cambiar la forma de hacer política, nace, por definición, con la ambición de alcanzar el poder último, única manera de conseguirlo. O eso, o miente desde el principio en sus promesas, o en el mejor de los casos se engaña a sí mismo.

Cuando C’s decía que iba a solucionar “los problemas reales de la gente”, algunos nos lo tomamos absolutamente en serio. De hecho no parece tan difícil “solucionar los problemas reales de la gente” a un precio de mercado; es lo que hacen cotidianamente el médico, el ingeniero, el electricista y el panadero, por poner algunos ejemplos. Sólo resta estudiar por qué estos profesionales lo consiguen y sin embargo, los políticos andan tan alejados del sentir ciudadano y de sus problemas reales. Un somero análisis nos hace evidentes las diferencias: aquellos profesionales escuchan las necesidades del cliente antes de actuar, y en todo momento, y a su voluntad, éste último controla el coste económico, manda y decide, aunque se deja orientar por el profesional, que es el que está cualificado, y que además asume responsabilidades legales por el resultado de su servicio que también es objeto de garantía. ¡Eso es todo! Así funciona el mercado libre que ha permitido el mayor desarrollo social y material de la Historia.

Si comparamos ahora con la función política vemos que ninguna de esas condiciones se cumple: el político no escucha al ciudadano (ni siquiera existe un sistema eficaz para hacerlo). El político decide lo que se ha de hacer al margen de las necesidades del ciudadano (él decide qué se necesita). El político exige el dinero imperativamente vía impuestos, no garantiza los resultados de su gestión, no se le exige cualificación alguna, y carece de responsabilidades por los resultados de su trabajo. En vista de lo anterior, no es extraño que cualquiera se atreva a ejercer de político. ¿Alguien se sorprende de que la política funcione mal y esté desprestigiada?

Algunos dirán que la Sociedad no es una empresa, y yo afirmo que ése es un prejuicio que C’s debe romper si quiere abrir terrenos nuevos para ocuparlos sin competencia y crecer hasta alcanzar el poder. La Sociedad es una forma de empresa, y los criterios de racionalidad, eficacia, competencia y responsabilidad le son perfectamente aplicables. Todo lo que vaya en la dirección de aumentar la capacidad de los ciudadanos de hacer saber sus necesidades a los políticos; todo lo que aumente la responsabilidad de éstos hacia los primeros, así como la exigencia de su capacitación profesional; y todo lo que transfiera poder decisorio de los políticos a la ciudadanía va en la dirección correcta. (Producto nuevo.) Y todo ese territorio programático está prácticamente virgen y a disposición de C’s. Creo sinceramente que las siguientes medidas empujan en esa dirección. Es con esa intención que las someto a la consideración de la Ejecutiva de C’s y de todos los que formamos el Partido; y aunque su desarrollo no sea objeto de este escrito, que sólo las apunta, es evidente que cuando se empieza a caminar en una dirección nueva, cada paso descubre nuevos horizontes y nuevas posibilidades para un Partido que necesita ideas nuevas.

Juan José Ibáñez

17 de Octubre del 2007





Así comenzaba la presentación de mis 10 propuestas para un programa político diferente antes de las elecciones del 9M. Propuestas que reducidas a 7 (para no abusar) fueron aprobadas por la asamblea de la Agrupación de Sant Cugat y que luego formaron parte de otras muchas, fruto de cientos de horas de trabajo de los afiliados que se fueron por la alcantarilla sin mayor reconocimiento. Una excelente manera de invitarlos a que comprometan su esfuerzo la próxima vez que se les necesite. Desconozco el valor de lo rechazado, aunque algunas cosas pude ver, pero como sigo sinceramente creyendo que en lo fraguado en Sant Cugat se encuentra, realmente, una manera diferente de hacer política, -un producto nuevo-, me siento en el deber de seguir promocionándolas hasta que las bases las conozcan y se pronuncien. Ésta es realmente la razón de que escriba aquí. Debemos tener claro que si hacemos lo mismo. Si construimos un aparato de poder igual al de los partidos preexistentes. Si en definitiva imitamos sus modos, maneras y programas, podemos estar seguros de que o lo hacemos mal o no hacemos falta en el mercado político, y la realidad y las urnas nos lo demostrarán. La primera condición para cambiar algo es cambiar uno mismo primero. Sin esa premisa nada podremos hacer y las promesas serán sólo huecos cajones de palabras. Pero preguntémonos. ¿Está funcionando C’s de una manera diferente que pueda ser la imagen de una manera diferente de hacer funcionar la Sociedad? ¿Cuál es la diferencia, por ejemplo, entre que el Govern no quiera consultar a los padres sobre el idioma de educación de sus hijos y que la Ejecutiva no quiera preguntar a las bases si desean abrir un debate de proyectos que justifique un Congreso o convocarlo directamente? Y al mismo tiempo que la Ejecutiva, para ponerlo en evidencia, nos hace la consulta que el Govern no quiere hacer (demostrando así lo fácil que es), nos priva de la que no quiere hacer. ¿Dónde queda entonces, el supuesto valor moral de su denuncia? ¿No están haciendo lo mismo?

¿Qué le parecería a usted, ciudadano, una ventana en la página del Partido que se titulara: -¿Qué desea usted? No crea que eso es una opción utópica o imposible. En internet hay miles de cosas semejantes, y en la calle también. Ésa es la primera pregunta que le hará quien le quiera servir, y la última, desde luego, que le hará quien le quiera gobernar. Por ese simple detalle podrá saber quién tiene delante.

El próximo día hablaré de la Iniciativa 5x1. Una propuesta buena, bonita y barata, como se suele decir. Totalmente constitucional y sencillita de entender. Tanto que un miembro del CG argumentó contra ella que si se aprobara, “cualquier partidillo podría entrar en el Congreso”. (Lo verifiqué por dos fuentes independientes.) Finísimo olfato que aplaudo, el que demostró el consejero, porque eso es lo que yo creo y esa era mi intención. Cualquier “partidillo” como por ejemplo C’s podría, con ella y otras que diré, haber entrado en el Congreso el pasado 9M con la sola condición de que la Sociedad se tomara en serio nuestra intención. (A eso se le llama credibilidad, cosa que se gana pero no se compra.) Pero lamentablemente ese argumento se usó para rechazarla, no para adoptarla como ariete programático. Es indudable que el consejero en cuestión se creía ya una parte del establishment por estar en el CG, y defendía sus imaginarios privilegios. De otro modo no se explica.



Juan José Ibáñez
C’s de Sant Cugat
Endavant ciutadans!




P.D. Leo en La Vanguardia del sábado (12-04-08): -La junta de Andalucía controla vía satélite las 36686 piscinas que hay en la costa del Sol. –Les basta clicar sobre una piscina o jardín para conocer sus datos y si se riega el jardín, o no, a través del nivel de clorofila de las plantas que el satélite Ikonos puede detectar (dicen). Hay que irse preparando para un control inimaginable a través, no sólo de satélites, sino de microchips implantados en el cuerpo, el móvil localizador, ADN, etc. Las ventajas son inmensas, todas basadas en “la seguridad”. Como veis, ¡los políticos si que saben usar la informática para controlarnos! ¡Lo hacen sin complejos! Sin embargo, ¿En qué ha avanzado el control del poder político en las democracias avanzadas y en qué se diferencia la manera de hacer política actual de la de 1950, por poner una fecha?

sábado, 12 de abril de 2008

CONSEJO GENERAL

El sábado día 5 de abril se reunió por segunda vez el Consejo General (CG) de C’s tras las circunstancias especiales que suponen los resultados de las elecciones del 9-M y se aprobó el Plan Estratégico del Comité Ejecutivo (CE) para renovar las ilusiones de los afiliados. Concluyo, como afiliado, que el plan de la Ejecutiva también pretende ilusionarme, así que lo estudio con sincero interés desde los apuntes, casi literales, de un miembro del Consejo. (El famoso Plan ya ha sido anunciado en la página del Partido, pero todavía no ha llegado a las manos de los afiliados. Todo un síntoma.)

Sé que es muy frecuente confundir críticas, aunque sean constructivas, con ataques personales, por lo que comenzaré por poner la venda antes que la herida y dejar claras mis intenciones: desde el momento en que el CG ha aprobado el Plan de la Ejecutiva, ese plan ya tiene mi respaldo. Hay que aceptar las reglas de la Democracia si queremos disponer de un punto de partida. Esto significa que cuando ese plan se concrete en alguna acción activa, arrimaré el hombro en la medida de mis posibilidades, como lo he hecho en todas las ocasiones en que el Partido me ha necesitado como afiliado, aun a pesar de que no estuviera defendiendo, digamos, “la mía”. No comparto esa postura, tan común, de meterse las manos en los bolsillos si no se acepta la iniciativa personal mientras se siga de acuerdo con los objetivos finales del Partido. No se puede atender a todos; aunque sí se debe escuchar y valorar todo, con respeto, y desde el interés general antes que del particular. Ésa es, dicho sea de paso, una excelente manera de incentivar la creatividad y las ilusiones de los afiliados. Y vale ya de vendas y vamos al grano.

Resumiendo el contenido, el proyecto se marca unos objetivos políticos y organizativos y un plan de ejecución (en realidad se trata de un organigrama), donde se crean o modifican una serie de Órganos y Equipos, supuestos protagonistas, pero no se concreta nada de su modo de operar, que queda indefinido y sujeto a la arbitrariedad, siendo precisamente aquí donde acabaría la teoría y empezaría la práctica. Un poco circunspecto decido mirar en el diccionario el significado de la palabra “plan”, no sea que esté confundido; pero no. Resulta que plan sigue siendo una concreción de un proceso perfectamente definido para alcanzar un objetivo perfectamente claro. Con la mejor voluntad, y sin maltratar el lenguaje, el “Plan” de la Ejecutiva es una voluntariosa Declaración de Intenciones, por otra parte verdades de Perogrullo: mejoraremos esto y lo otro y para ello crearemos o modificaremos (lo único concreto a parte de un cambio de personas) unos cuantos organismos. Es decir, mis sospechas se confirman: seguimos sin Proyecto, esto es, un camino concreto para llegar a un fin concreto. Sabemos, como mínimo, que no queremos nacionalismos excluyentes, ni discriminaciones lingüistas ni de ningún otro tipo, y que queremos una España igual en cuanto a derechos cívicos. Eso podría ser el fin que nos agrupara a todos, pero nuestra Ejecutiva no parece saber cómo hacerlo. Por eso hemos fracasado (no por la pertinaz bipolarización). Y seguiremos en el mismo rumbo a menos que cambiemos radicalmente. Sé que es de cortesía conceder un plazo de confianza, y ya he dicho que arrimaré el hombro, pero en mi opinión, y con todo respeto, el “Plan” es puro marketing. Por eso lo primero es colgar la noticia en la web sin colgar el contenido. ¿Es que no sería un buen Plan la mejor propaganda?

Pero como el Plan es, en realidad, una declaración de intenciones, no queda sino pasar al debate ideológico. (Es lo que pasa cuando no hay nada concreto de que discutir.) En el fondo, a este afiliado le da igual que se cambien unas personas por otras o que se creen éstos o aquellos órganos con la intención de “mejorar” (quién no quiere mejorar) tal o cual cosa. Lo que me importa es la actitud de la gente que está en ello. Si sabe el qué y cómo hacerlo, y sobre todo y fundamental, si eso que quiere hacer, con mejor o peor capacidad, se identifica con los objetivos últimos del Partido en lugar de con cualquier otro interés. Personalmente, este afiliado hubiese deseado un cambio de actitudes mucho más que un cambio de personas.

Por ejemplo: algunos afiliados solicitan un Congreso Extraordinario. Otros una simple consulta en la web sobre su idoneidad. En Sant Cugat mismo he presentado una iniciativa con un escueto y concreto plan de acción por el cual solicito que se abra un plazo (hasta julio) para que los afiliados que crean tener un proyecto puedan presentarlo al Partido en su conjunto. Si tras su estudio, durante los meses de julio a septiembre, surgiera alguno interesante, entonces tendría sentido votar la idoneidad de un Congreso Extraordinario para legitimarlo por la Asamblea y relanzar el Partido sobre una base real y actualizada. En igualdad de condiciones, la misma Ejecutiva podría presentar el suyo en vigencia o asumir otros proyectos o parte de ellos. Si al cabo de ese plazo no hubiera nada en la cesta, nadie tendría nada que decir, puesto que la iniciativa de una parte de las bases habría sido respetada. La energía se habría canalizado en construir, en lugar de en disensiones y desafecciones, y todos nos conoceríamos mejor. ¿Por qué no dejar hablar al afiliado? En estos momentos tenemos una pregunta en la web sobre el derecho a elegir la lengua de educación de nuestros hijos. Pregunta que el Govern se niega a hacernos. ¿No es el mismo pecado? Cuando se puede conocer, sin dificultad, la voluntad de los “representados”, no hacerlo demuestra baja calidad ética. ¿Pero no era regenerar la Política uno de los objetivos de C’s?

No puedo profundizar mucho más en la valoración concreta del Plan de la Ejecutiva antes de tenerlo en las manos, pero hay aspectos que quiero resaltar por si acaso llego a tiempo: Según los apuntes de que dispongo, uno de los objetivos políticos es: -Dar un mayor peso a las Agrupaciones en la política local. -Esto también puede ser leído al revés, es decir, fuera de la política local, las Agrupaciones no tienen por qué tener peso político. Supongo que no hay intención, pero conviene concretar sin ambigüedades y cuidar la redacción. La política del Partido debe surgir desde las bases, y viceversa, a través de todos los órganos, si queremos ser diferentes.

Un segundo apunte es la clamorosa ausencia –salvo información incompleta- del afiliado en el Plan. Éste no parece tener ningún papel más que esperar a que el Partido le llame. Sin embargo, para mí, el ciudadano es su única base y razón de existir. Lo demás es Teopolítica. En un futuro Congreso, no apoyaré con mi voto ningún proyecto que no contemple un canal bidireccional de intervención directa del afiliado en la concreción de la política del Partido. Quiero política “just in time”, como la vida misma. Ése es el producto nuevo que pretendo vender. El ciudadano habla y el representante (entonces si) escucha y obedece. La informática lo hará posible a un coste irrisorio. Claro que eso cambiará definitivamente la manera de hacer política. El Partido que promueva medidas en esta dirección alcanzará el poder. Claro que antes deberá ser creído y entendido en medio de tanta mentira y desprestigio de la profesión política. Ignoro si la Ejecutiva aspira o se atreve a dirigir este país, pero es lo que yo deseo para C’s. El poder no está en el PP ni el PSOE. Pertenece a la ciudadanía, y cuando ésta entienda quién realmente está dispuesto a servirla sólo tiene que girar el dedo. Sin embargo, ideólogos hay en el Partido que piensan que C’s no debe alcanzar el poder sino hacer de Pepito Grillo del establishment.

Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!

P.D. Muchos afiliados temen que un Congreso Extraordinario acabe como el anterior, con más heridas y desafecciones y un Partido más débil. Tal posibilidad es real y se ha de tener en cuenta. Personalmente nunca apoyaré un Congreso que tenga por objeto cambiar unas personas por otras. Por eso respaldo la postura de abrir un plazo para convocar ideas y proyectos. Eso daría protagonismo a las bases, canalizaría energías y obtendríamos la medida de lo que somos. Si después los hubiera, sería el tiempo de presentarlos y estudiarlos, convocando conferencias, ponencias, etc., y sólo entonces, tras valorarlos, someter el Congreso a votación en la página del Partido y acatar la voluntad de las bases. Después será lo que la Asamblea quiera. Un NO es la última opción de un político. Considero que el CG se precipitó al rechazar la posibilidad de hacer un Congreso. Actuó como dique que ahoga iniciativas justo cuando se pretende relanzar las ilusiones de los afiliados y se desgastó con ello innecesariamente. Hubiera sido mucho más inteligente dejar que quien quiera trabajar trabaje. Después los resultados de ese trabajo se calificarán a sí mismos. En la situación actual el CG sólo deja abierta la vía del artículo 4.3.2 que posibilita un Congreso extraordinario si lo solicita un tercio de los afiliados. Una solución mala a todas luces, porque si no se consiguen las firmas quedarán los descontentos, y si se consiguen, pudiera ser que no hubiera proyecto interesante que discutir, y entonces sí, el riesgo de que se repita el 2º Congreso sería muy elevado, y mientras tanto, la energía que se podría dedicar a construir en iniciativas ilusionantes se desperdiciará en reuniones, manifiestos y discusiones, como ya se está haciendo, en estos momentos, para conseguir firmas y condiciones. ¿Es eso lo que quería el CG?

Por último, alguien podría pensar que esto es un asunto interno, y ciertamente lo es, pero también se presta a la transparencia y al objetivo que persigo de desenmascarar la Teopolítica que nos impregna. Que los partidos sean un asunto público para los ciudadanos, que los financian con sus impuestos es otro de mis objetivos. Y creo que C’s debe dar ejemplo, y que lo que escribo beneficia al Partido y lo prestigia, aunque pueda combatir determinadas actitudes. Además, todas mis propuestas han sido puestas en primer lugar a disposición de la Ejecutiva antes de ahora sin ningún eco. Es por eso que he aceptado un ámbito más abierto. Nada de lo que escribo tiene derechos de autor. Quienquiera, o el Partido que quiera, puede apropiarse lo que desee. A mí sólo me importan las personas.

lunes, 7 de abril de 2008

LA TEOPOLÍTICA (y IV)

Retomando el hilo de lo dicho sobre este asunto, si un partido como C’s pretende encontrar un sitio en el Sistema para hacer los cambios que pretende, sólo lo podrá conseguir con un producto nuevo. Ha de ser algo diferente que le sirva de palanca para forzar su sellada y bien cerrada puerta. Si repitiéramos los esquemas habituales, (que es lo que en realidad está haciendo C’s), y en el supuesto de que dispusiéramos de toda la financiación y medios deseables, y consiguiéramos sustituir al PP o al PSOE en su lugar, tampoco renovaríamos nada, porque somos tan humanos como ellos, con todos sus defectos y virtudes, y lo único que nos diferencia ahora, y nos da un plus de legitimidad, es que somos, o creemos ser, víctimas del sistema que sostienen. ¿Si no de qué nos quejamos? Se impone por tanto reformar el Sistema o parte de él, lo cual es mucho más importante que cambiar a las personas, para las cuales -para todas ellas- se supone que los políticos deben trabajar.

¿Cómo lograrlo? De entrada todo lo que sea repetir es errar el camino. ¡Más de lo mismo no hace falta ni merece el esfuerzo! Se impone revisar con ojo crítico la manera de hacer política y pensar como ciudadano que desea un servicio (el político) y está dispuesto a costearlo y exigir resultados o responsabilidades. Mirar al político desmitificándolo, como se mira al tendero, al médico o a cualquier otro profesional por alta que sea su cualificación. Sabes que los necesitas, pero orientas su saber en tu beneficio y les pagas por ello. Esa recompensa y el reconocimiento por su buen hacer es el pago. ¡Respeto sin mistificación! Es a todo lo que aspira el buen profesional. En cambio el brujo, el sacerdote, necesitan del misterio. Nos necesitan ignorantes para que no descubramos su ignorancia. Así nace el teopolítico. Su excusa es que no se puede escuchar a tantos, y hasta no hace mucho no les faltaba razón, y así él decide por todos, caminando por el estrecho filo que separa el servicio del interés común antes que el propio. ¿Cómo resistir las tentaciones sin apenas control ni responsabilidad?

El referendo fue la primera cuña en el poder místico, y hasta ahora, la única diferencia entre democracia y dictadura. Cada cuatro años, u otro plazo fijo, los ciudadanos deciden -entre grandes limitaciones- quiénes les van a gobernar, porque ya he dicho que pretender que escogen a sus representantes es una falacia dialéctica. No se representa a quien no se escucha y no se representa a quien no se obedece. ¡Llamemos a las cosas por su nombre! ¡Escogemos gobernantes, no representantes!

Pero un referendo, (la única grieta en el poder místico), sólo es, en esencia, una cesión de poder desde los gobernantes a los ciudadanos. Y ésta es la clave y el camino: -Transferir poder de arriba a bajo. Toda transferencia de poder en esta dirección aumentará el grado de eficacia y de responsabilidad de los políticos, alejándolos de la Teopolítica y acercándolos a la profesionalidad y a la eficacia. Exactamente igual que pasa con cualquier otro profesional. Es una falacia argumentar que “el pueblo” no entiende de leyes, o no sabe de esto o lo otro, para rehusar escucharlo y obedecerlo. Tampoco entiende tanto de arquitectura un ciudadano como su arquitecto, pero no por ello éste dejará de escucharle, y en última instancia obedecerle cediéndole la decisión final tras exponer sus razones, que podrán ser atendidas o no. Porque el ciudadano sabe lo que quiere. Él es el que mejor conoce sus problemas y sus necesidades. El profesional sólo debe saber cómo hacer su trabajo y presentar las ventajas, inconvenientes y los costes de la pretensión del ciudadano, para que éste vea si puede o quiere asumirlo. La misión del político es hacer todo lo que el ciudadano no desee o no sepa hacer, pero éste debe tener línea directa para intervenir cuando y como lo desee, y cambiar el rumbo si le parece. Esta posibilidad, en cambio, el teopolítico actual la detesta, pero es lo habitual en la sociedad civil. En cualquier momento, el cliente levanta el teléfono y cambia la orientación de un encargo. El profesional escucha; argumenta ventajas, inconvenientes y costes, el cliente decide y el profesional obedece. Pretender que el cliente no te “moleste” en el desarrollo del proyecto es una arbitrariedad y una prepotencia que perjudica tanto al cliente como al supuesto profesional. Al primero porque le desvirtúa su voluntad y al segundo porque lo anquilosa en su trabajo, que pronto orientará en función de su interés y comodidad.

El problema es que no existe un ciudadano sino millones. ¿Cómo escucharlos a todos? Lo primero es que no hay que escucharlos a todos. Sólo a los que quieran. Tener un teléfono no significa que tengas que usarlo. Sólo que puedes usarlo. Lo primero que debe hacer el político es crear la manera de que el ciudadano pueda hacer conocer su voluntad de modo eficiente. Esto es producto nuevo. Esto es transferir poder real en la dirección adecuada, y conoceréis al teopolítico por la resistencia que opondrá a trabajar en esta dirección. Pero si alguien quiere servir a la sociedad y vivir honradamente de ello en cualquier oficio, lo primero que hará es facilitar al cliente la manera de que se ponga en contacto con él y le exprese su voluntad. Sea cual sea la magnitud de la dificultad de escuchar a millones de personas, trabajar en esa dirección es lo que aumentará las posibilidades de que un partido político llegue a conocer y resolver “los problemas reales de la gente”.

Ya dije en la respuesta a un comentario que mi objetivo es reducir la Política a un diálogo entre dos partes. Nada puede ser más eficaz: de un lado el ciudadano (cualquier ciudadano) y del otro todos los demás, Sistema incluido. Nada de asambleas, ni foros, aunque ni me estorban ni los combato. Son herramientas como otra cualquiera que tienen su uso y su lugar. Algo así es posible hoy en día mediante la informática. Sólo falta crear la herramienta, que necesita más potencia que inteligencia. Desde aquí llamo ya a posibles programadores que quieran trabajar para el futuro en un producto nuevo. La informática es esa herramienta que el poder utiliza a marchas forzadas, y sin ningún pudor para controlar al ciudadano con la excusa de su seguridad y así aumentar su poder indefinidamente. Si tecleo en el buscador de Google: About.aspx, me aparecen 427.000 entradas en 0.23 segundos. Procesar millones de opiniones en tiempo real no es un problema técnico hoy en día. Lo que falta es la voluntad política de crear ese instrumento. Los políticos que una vez apercibidos de esa posibilidad, se opongan a desarrollar una herramienta que les facilite la comunicación con la voluntad ciudadana son, en realidad, teopolíticos. Pero tampoco faltarán intelectuales, e incluso ciudadanos que se resistirán con mil argumentos, como los ha habido en la defensa de todo viejo sistema. Serán, a su vez, teointelectuales y teociudadanos, porque nunca han existido sacerdotes sin sus acólitos y sus fieles. Mi objetivo es, sin prisa pero sin pausas, entrar en sus cabezas, porque nos necesitamos todos, y más en un Partido que se atrevió a decir que “sólo le importaban las personas”.


Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!


P.D. Me dice un amigo que debería poner P.S. (post scríptum) en lugar de P.D. (Posdata: lo que se escribe detrás de la fecha que antes se ponía al final de la carta sobre algo olvidado en el texto u otro asunto sin relación.) Ambas siglas significan lo mismo, o sea que si mi amigo no se molesta, seguiré mi costumbre.

A estas alturas del día 6, todavía no tengo información fehaciente sobre el CG de ayer. En cualquier caso invito a los afiliados a analizar los resultados bajo la óptica que he desarrollado sobre lo que es Política y lo que es Teopolítica. Es decir, si se ha trabajado para recoger y atender la voluntad de las bases o se las ha orillado.