sábado, 12 de abril de 2008

CONSEJO GENERAL

El sábado día 5 de abril se reunió por segunda vez el Consejo General (CG) de C’s tras las circunstancias especiales que suponen los resultados de las elecciones del 9-M y se aprobó el Plan Estratégico del Comité Ejecutivo (CE) para renovar las ilusiones de los afiliados. Concluyo, como afiliado, que el plan de la Ejecutiva también pretende ilusionarme, así que lo estudio con sincero interés desde los apuntes, casi literales, de un miembro del Consejo. (El famoso Plan ya ha sido anunciado en la página del Partido, pero todavía no ha llegado a las manos de los afiliados. Todo un síntoma.)

Sé que es muy frecuente confundir críticas, aunque sean constructivas, con ataques personales, por lo que comenzaré por poner la venda antes que la herida y dejar claras mis intenciones: desde el momento en que el CG ha aprobado el Plan de la Ejecutiva, ese plan ya tiene mi respaldo. Hay que aceptar las reglas de la Democracia si queremos disponer de un punto de partida. Esto significa que cuando ese plan se concrete en alguna acción activa, arrimaré el hombro en la medida de mis posibilidades, como lo he hecho en todas las ocasiones en que el Partido me ha necesitado como afiliado, aun a pesar de que no estuviera defendiendo, digamos, “la mía”. No comparto esa postura, tan común, de meterse las manos en los bolsillos si no se acepta la iniciativa personal mientras se siga de acuerdo con los objetivos finales del Partido. No se puede atender a todos; aunque sí se debe escuchar y valorar todo, con respeto, y desde el interés general antes que del particular. Ésa es, dicho sea de paso, una excelente manera de incentivar la creatividad y las ilusiones de los afiliados. Y vale ya de vendas y vamos al grano.

Resumiendo el contenido, el proyecto se marca unos objetivos políticos y organizativos y un plan de ejecución (en realidad se trata de un organigrama), donde se crean o modifican una serie de Órganos y Equipos, supuestos protagonistas, pero no se concreta nada de su modo de operar, que queda indefinido y sujeto a la arbitrariedad, siendo precisamente aquí donde acabaría la teoría y empezaría la práctica. Un poco circunspecto decido mirar en el diccionario el significado de la palabra “plan”, no sea que esté confundido; pero no. Resulta que plan sigue siendo una concreción de un proceso perfectamente definido para alcanzar un objetivo perfectamente claro. Con la mejor voluntad, y sin maltratar el lenguaje, el “Plan” de la Ejecutiva es una voluntariosa Declaración de Intenciones, por otra parte verdades de Perogrullo: mejoraremos esto y lo otro y para ello crearemos o modificaremos (lo único concreto a parte de un cambio de personas) unos cuantos organismos. Es decir, mis sospechas se confirman: seguimos sin Proyecto, esto es, un camino concreto para llegar a un fin concreto. Sabemos, como mínimo, que no queremos nacionalismos excluyentes, ni discriminaciones lingüistas ni de ningún otro tipo, y que queremos una España igual en cuanto a derechos cívicos. Eso podría ser el fin que nos agrupara a todos, pero nuestra Ejecutiva no parece saber cómo hacerlo. Por eso hemos fracasado (no por la pertinaz bipolarización). Y seguiremos en el mismo rumbo a menos que cambiemos radicalmente. Sé que es de cortesía conceder un plazo de confianza, y ya he dicho que arrimaré el hombro, pero en mi opinión, y con todo respeto, el “Plan” es puro marketing. Por eso lo primero es colgar la noticia en la web sin colgar el contenido. ¿Es que no sería un buen Plan la mejor propaganda?

Pero como el Plan es, en realidad, una declaración de intenciones, no queda sino pasar al debate ideológico. (Es lo que pasa cuando no hay nada concreto de que discutir.) En el fondo, a este afiliado le da igual que se cambien unas personas por otras o que se creen éstos o aquellos órganos con la intención de “mejorar” (quién no quiere mejorar) tal o cual cosa. Lo que me importa es la actitud de la gente que está en ello. Si sabe el qué y cómo hacerlo, y sobre todo y fundamental, si eso que quiere hacer, con mejor o peor capacidad, se identifica con los objetivos últimos del Partido en lugar de con cualquier otro interés. Personalmente, este afiliado hubiese deseado un cambio de actitudes mucho más que un cambio de personas.

Por ejemplo: algunos afiliados solicitan un Congreso Extraordinario. Otros una simple consulta en la web sobre su idoneidad. En Sant Cugat mismo he presentado una iniciativa con un escueto y concreto plan de acción por el cual solicito que se abra un plazo (hasta julio) para que los afiliados que crean tener un proyecto puedan presentarlo al Partido en su conjunto. Si tras su estudio, durante los meses de julio a septiembre, surgiera alguno interesante, entonces tendría sentido votar la idoneidad de un Congreso Extraordinario para legitimarlo por la Asamblea y relanzar el Partido sobre una base real y actualizada. En igualdad de condiciones, la misma Ejecutiva podría presentar el suyo en vigencia o asumir otros proyectos o parte de ellos. Si al cabo de ese plazo no hubiera nada en la cesta, nadie tendría nada que decir, puesto que la iniciativa de una parte de las bases habría sido respetada. La energía se habría canalizado en construir, en lugar de en disensiones y desafecciones, y todos nos conoceríamos mejor. ¿Por qué no dejar hablar al afiliado? En estos momentos tenemos una pregunta en la web sobre el derecho a elegir la lengua de educación de nuestros hijos. Pregunta que el Govern se niega a hacernos. ¿No es el mismo pecado? Cuando se puede conocer, sin dificultad, la voluntad de los “representados”, no hacerlo demuestra baja calidad ética. ¿Pero no era regenerar la Política uno de los objetivos de C’s?

No puedo profundizar mucho más en la valoración concreta del Plan de la Ejecutiva antes de tenerlo en las manos, pero hay aspectos que quiero resaltar por si acaso llego a tiempo: Según los apuntes de que dispongo, uno de los objetivos políticos es: -Dar un mayor peso a las Agrupaciones en la política local. -Esto también puede ser leído al revés, es decir, fuera de la política local, las Agrupaciones no tienen por qué tener peso político. Supongo que no hay intención, pero conviene concretar sin ambigüedades y cuidar la redacción. La política del Partido debe surgir desde las bases, y viceversa, a través de todos los órganos, si queremos ser diferentes.

Un segundo apunte es la clamorosa ausencia –salvo información incompleta- del afiliado en el Plan. Éste no parece tener ningún papel más que esperar a que el Partido le llame. Sin embargo, para mí, el ciudadano es su única base y razón de existir. Lo demás es Teopolítica. En un futuro Congreso, no apoyaré con mi voto ningún proyecto que no contemple un canal bidireccional de intervención directa del afiliado en la concreción de la política del Partido. Quiero política “just in time”, como la vida misma. Ése es el producto nuevo que pretendo vender. El ciudadano habla y el representante (entonces si) escucha y obedece. La informática lo hará posible a un coste irrisorio. Claro que eso cambiará definitivamente la manera de hacer política. El Partido que promueva medidas en esta dirección alcanzará el poder. Claro que antes deberá ser creído y entendido en medio de tanta mentira y desprestigio de la profesión política. Ignoro si la Ejecutiva aspira o se atreve a dirigir este país, pero es lo que yo deseo para C’s. El poder no está en el PP ni el PSOE. Pertenece a la ciudadanía, y cuando ésta entienda quién realmente está dispuesto a servirla sólo tiene que girar el dedo. Sin embargo, ideólogos hay en el Partido que piensan que C’s no debe alcanzar el poder sino hacer de Pepito Grillo del establishment.

Juan José Ibáñez

C’s de Sant Cugat

Endavant ciutadans!

P.D. Muchos afiliados temen que un Congreso Extraordinario acabe como el anterior, con más heridas y desafecciones y un Partido más débil. Tal posibilidad es real y se ha de tener en cuenta. Personalmente nunca apoyaré un Congreso que tenga por objeto cambiar unas personas por otras. Por eso respaldo la postura de abrir un plazo para convocar ideas y proyectos. Eso daría protagonismo a las bases, canalizaría energías y obtendríamos la medida de lo que somos. Si después los hubiera, sería el tiempo de presentarlos y estudiarlos, convocando conferencias, ponencias, etc., y sólo entonces, tras valorarlos, someter el Congreso a votación en la página del Partido y acatar la voluntad de las bases. Después será lo que la Asamblea quiera. Un NO es la última opción de un político. Considero que el CG se precipitó al rechazar la posibilidad de hacer un Congreso. Actuó como dique que ahoga iniciativas justo cuando se pretende relanzar las ilusiones de los afiliados y se desgastó con ello innecesariamente. Hubiera sido mucho más inteligente dejar que quien quiera trabajar trabaje. Después los resultados de ese trabajo se calificarán a sí mismos. En la situación actual el CG sólo deja abierta la vía del artículo 4.3.2 que posibilita un Congreso extraordinario si lo solicita un tercio de los afiliados. Una solución mala a todas luces, porque si no se consiguen las firmas quedarán los descontentos, y si se consiguen, pudiera ser que no hubiera proyecto interesante que discutir, y entonces sí, el riesgo de que se repita el 2º Congreso sería muy elevado, y mientras tanto, la energía que se podría dedicar a construir en iniciativas ilusionantes se desperdiciará en reuniones, manifiestos y discusiones, como ya se está haciendo, en estos momentos, para conseguir firmas y condiciones. ¿Es eso lo que quería el CG?

Por último, alguien podría pensar que esto es un asunto interno, y ciertamente lo es, pero también se presta a la transparencia y al objetivo que persigo de desenmascarar la Teopolítica que nos impregna. Que los partidos sean un asunto público para los ciudadanos, que los financian con sus impuestos es otro de mis objetivos. Y creo que C’s debe dar ejemplo, y que lo que escribo beneficia al Partido y lo prestigia, aunque pueda combatir determinadas actitudes. Además, todas mis propuestas han sido puestas en primer lugar a disposición de la Ejecutiva antes de ahora sin ningún eco. Es por eso que he aceptado un ámbito más abierto. Nada de lo que escribo tiene derechos de autor. Quienquiera, o el Partido que quiera, puede apropiarse lo que desee. A mí sólo me importan las personas.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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